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15 años, 1975-1990, que éramos libres, que no teníamos                                                                  dura fascista que se mantiene en la memoria viva de esas fa-

         nada que perder. Y entre la heroína y el speed, la reconver-                                                            milias y es transmitida a es@s hij@s más ocios@s. Eran gen-

         sión industrial, el fin del bloque soviético y la incipiente bo-                                                        tes de otra calaña, y entre ambas generaciones, unos como


         nanza que no estallaría hasta los 90, creamos el punk con                                                               soporte vital y antiejemplo social, otros como fruto trans-

         todas sus manifestaciones. Todo era diferente, empezando                                                                gresor, creamos la sociedad de hoy.

         por nosotr@s mism@s. Con ese poso familiar agrícola pero                                                                    Ahora, las capas sociales que se autodenominan punks

         urbano.                                                                                                                 son otra cosa. Siguen escuchando y asimilando ideológi-

             Como ejemplo de lo que éramos: lo que sucedía en los                                                                camente lo clásico, pero vitalmente no son punks. En rea-


         Sanfermines de los 80 y 90, en la plaza de Toros de Pam-                                                                lidad, tod@s nos hemos vuelto terriblemente burgues@s.

         plona, después de la Corrida. Algo extremadamente punk                                                                  Así, hoy en día, según mi percepción y como reflejo de lo

         que para mí ejemplifica la diferencia esencial entre esas ge-                                                           que nos hemos convertido, los movimientos populares son

         neraciones de punks y las de ahora. En Iruña en la Corrida                                                              colectivos anticuados que en muchos casos viven de las ren-


         tiene lugar una merienda bacanal donde las peñas comen y                                                                tas: las ideologías que los mueven se gestaron en una revo-

         beben como energúmenas. Cuando termina el acto, en el                                                                   lución sociológica de 1950 que aquí alcanzó su apogeo en

         lugar quedan abandonados litros de bebidas, muchas ve-                                                                  1960 y 70. Ahora los puntos de vista son reproducidos y

         ces inclasificables, y comida tirada por el suelo. Pues bien,                                                           los movimientos siguen siendo en su mayoría, a pesar de la


         en aquellos años, después de vaciarse la plaza, los servicios                                                           globalización, blancos y judeocristianos. A pesar de ello, el

         de limpieza dejaban a los denominados Pies Negros, pun-                                                                 movimiento postpunk vasco, como todo lo que alguna vez

         kis que vivían en la calle y que por aquel entonces aparecían                                                           tuvo éxito, alberga un poder que les da la calle que es di-

         a cientos por la ciudad, hacer una primera limpia. Comían                                                               rigido hacia el interés del colectivo. Pero para lograr trans-


         y bebían lo abandonado. Este fenómeno ya no es posible                                                                  formación social el poder del colectivo debiera ir dirigido a

         en Iruña. Los Pies Negros han desaparecido y los punks de                                                               una lucha de calle sin normatizar, sin financiar, sin grupos

         ahora comen vegano de herboristería cool. Y yo me pregun-                                                               hegemónicos y trasnochados.

         to, reflexionando sobre estos temas, ¿cuánto del carácter de                                                                Además, estos colectivos actuales mueven una cantidad


         sus mapadres migrantes del campo y proletarios expresaban                                                               de dinero y ese poder popular decide qué se escucha, qué se

         esos hij@s? Una autenticidad, discutible, pero autenticidad                                                             contrata. Aunque no se perciba como poder, lo es. Y hace

         vital que el bienestar ha desterrado de nuestra sociedad de                                                             que una cultura perviva a pesar de tantos años y puede que

         2019: la lucha por la subsistencia más primaria, el hambre                                                              impida que nada esencialmente nuevo nazca. Este movi-


         pasado que te deja comer de todo, las condiciones de vida                                                               miento disfruta de unos patrones culturales que reproducen

         rurales ultraprecarias, de jornaleros crecidos en una dicta-                                                            el punk con rasgos nuevos, como puede ser el uso de inter-






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                  Revist a   de   alces XXI                                                                                                                                           Número  4 , 2019-2020
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