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secciones anteriores. El “todo social” solo admitiría, de vez gar de esa imagen teórica, es preciso establecer una relación
en cuando, la adición de un nuevo actor, los “movimientos dialéctica entre ambas instancias. Si las secciones anterio-
sociales”, en el preconfigurado escenario social. En térmi- res trataban de redefinir los movimientos como espacios de
nos teóricos, el funcionalismo prevé de hecho esa incorpo- producción social, podemos ahora plantear cómo esa pro-
ración, pero solo en tanto asimilación: se puede concebir ducción de los movimientos se inserta en un continuum que
la aparición de protestas y movimientos, de una sociedad puede llegar a afectar también a la institución. En otras pa-
civil, más o menos organizada, que reaccione ante ciertos labras, se trataría de pensar la contienda, el conflicto entre
desarrollos y eventos. Sin embargo, no cuestiona la propia instituciones y movimientos, no como una temporalidad
estructura y composición del escenario y los actores —se excepcional, o como un advenimiento, sino como una ten-
puede incluir nuevos actores, pero no se puede cuestionar sión continua entre lo instituido y lo instituyente. El cam-
la escenografía—. bio social se produce, en realidad, todos los días, puesto
Ahora bien, ¿cómo podemos plantear un ángulo diferen- que reside en una multiplicidad de factores y procesos con-
te que sin pecar de un adanismo ingenuo de lo instituyen- tinuos, a menudo imperceptibles y, en otras ocasiones, ex-
te sea capaz de desarticular el horizonte inmodificable de lo plosivos y acelerados. Esta tensión continua no es unifor-
instituido? En este trabajo he intentado plantear algunas lí- me; atraviesa momentos de mayor o menor intensidad de
neas de reflexión en torno a las dinámicas del cambio social, acuerdo a la concatenación o coalescencia de factores en un
político y, por ende, cultural e ideológico en la historia re- momento concreto. Desde ese punto de vista, instituciones
ciente de una formación social. Para llevar a cabo ese plan- y movimientos se insertan en un continuum, en un deve-
teamiento resulta necesario deconstruir la oposición teórica nir de la formación social que atraviesa momentos de cris-
existente en esa imagen de las instituciones y los movimien- talización y fijación (tendentes hacia el polo institucional) y
tos. Esa oposición tiende a provocar a menudo efectos prác- momentos de disolución (tendentes hacia el polo de movi-
ticos que muchas veces resultan paradójicamente comple- miento), momentos de apertura y momentos de cierre. Hay
mentarios. Si, por un lado, desde el lado de lo instituido se una tensión continua entre los momentos de apertura que
tiende a concebir los movimientos únicamente como ele- los movimientos ofrecen y el cierre que las instituciones im-
mentos reactivos que deben ser tenidos en cuenta, incluidos, plican: ninguna apertura es eterna, pero tampoco ningún
pero que no cuestionan la estructura misma de lo institui- cierre será permanente. Por supuesto, esto no significa que
do, muchas veces desde posiciones de movimiento se tiende ese continuum dialéctico entre instituciones y movimientos
asimismo a aceptar un rol establecido en el que la negación sea fluido o aproblemático. Todo lo contrario: las formas en
a establecer contacto alguno con lo instituido los confina que transcurren esos tránsitos entre instituciones y movi-
a funcionar como elemento reactivo, como una oposición miento constituyen las luchas mismas, conforman el terre-
necesaria e interna al engrasamiento del todo social. En lu- no mismo de la lucha política. De acuerdo al caso que nos
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017