Page 69 - Revista3
P. 69

ocupa, podemos insertar ahora la relevancia del 15M como   para valorar si la llegada de algunas de estas iniciativas a las

 acontecimiento en un arco histórico amplio, marcado por   instituciones (sobre todo, en el caso de las iniciativas muni-

 cambios estructurales respecto a los cuales, espacios y prác-  cipalistas que gobiernan desde mayo de 2015 en los ayunta-

 ticas de movimiento como los que hemos analizado cons-  mientos de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, La Co-

 tituyen intentos de interpretación y prefiguración (de una   ruña, Cádiz) puede ser capaz de abrir dinámicas de cambio.

 espacialidad y temporalidad alternativas a la del estado-na-  Sin embargo, la secuencia histórica que hemos intentado

 ción; de mapas cognitivos, conocimientos y percepciones   trazar puede ayudar a pensar cómo algunos aspectos de la


 desde otra lógica de producción). El 15M operaría como   dimensión institucional pueden pensarse desde las trayec-

 momento de eclosión, de apertura del panorama social y   torias y equipajes prácticos y teóricos de los movimientos.

 político, en una forma necesariamente difusa, pero desde la   Esto es, cómo éstos pueden estimular una cierta imagina-

 que estas diferentes iniciativas tomarían cuerpo. Como he-  ción institucional, una “praxis instituyente” (Laval y Dar-

 mos visto, la definición tradicional de las instituciones vin-  dot) que responda a las mutaciones sociales y culturales de

 cula éstas con el cumplimiento de una función respecto al   las que provienen los movimientos.

 resto de la sociedad: la gestión y gobierno de un recurso, de


 un servicio, la satisfacción de una necesidad (sanitaria, edu-  Algunas conclusiones

 cativa, económica, etc.) de la población. Es esta definición,

 sin embargo, la que han cuestionado, de diferentes mane-  A modo de conclusión, pueden apuntarse dos posibles lí-

 ras y de acuerdo a múltiples contextos, buena parte de los   neas. En primer lugar, es precisa una reflexión acerca de

 movimientos surgidos en los últimos años. ¿Qué se consi-  cómo una cambiante composición social —que como he-

 dera un recurso o un servicio? ¿Quién puede gestionarlo y   mos visto, es inicialmente procesada por los movimientos,

 de acuerdo a qué criterios? ¿Quién lo recibe o se beneficia   para después adoptar diversas formas de la política de lo

 del mismo? ¿Cómo se deciden esas cuestiones y de acuerdo   instituido— puede impactar en el establecimiento de otras

 a qué criterios? ¿Cómo se distribuye la información acerca   prácticas, usos y formas de organización de la institución.


 de la gestión y el gobierno? ¿Cómo se toman decisiones en

 relación a esos recursos y servicios? ¿Quién es el sujeto ac-

 tivo de la gestión y del gobierno, y quien el receptor pasi-  hasta numerosos estudios especializados, como el de Burke et al. —un

 vo? Toda una serie de preguntas que conectan cuestiones de   estudio de movimientos globales que apunta como una de las tenden-
         cias generales entre todo tipo de protestas y movilizaciones precisamente
 carácter técnico y administrativo, pero sobre todo político.   el giro hacia cuestiones de definición de las formas y métodos democrá-

 Detrás de cada una de ellas está la cuestión de la democra-  ticos—. Este trabajo ha dado lugar a la Global Platform on Protest and

 cia: sus formas, sus métodos, sus consecuencias.  Es pronto   Participation, una red de investigación global sobre protestas y movi-
 18
         mientos que cuenta con la participación de analistas políticos, activistas,

         académicos y periodistas. Los trabajos se pueden consultar en <http://
 18  Así lo señalan desde textos producidos por los mismos movimientos   worldprotests.org/>.



 68                                                                                                            69
 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73   74