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“Capital de la gloria. La guerra civil española en la obra de sado crecimiento en la literatura norteamericana; no así en
Juan Eduardo Zúñiga”. El silencio consensuado en la tran- el ámbito hispánico. Gracias a la labor de la antóloga Lau-
sición política y el compromiso personal del autor inundan ra Freixas en Madres e hijas (1996), el relato sepultado gozó
las páginas de los relatos del escritor madrileño; un pacto de una recepción inmediata. Continuando con la narrati-
cómplice se establece entre el lector y el autor de los cuen- va breve escrita por mujeres, incluye un trabajo dedicado a
tos: otorgar una voz propia a los relatos omitidos por la his- Julia Otxoa. Esta marca la transición de la escritora desde
toria principal. La irrupción de Ana María Navales, con sus un lugar de enunciación predominantemente poético, ha-
Cuentos de Bloomsbury, representa la fluctuación originalí- cia un derrotero narrativo atravesado por un tono paródi-
sima entre la realidad, la historia y la ficción narrativa. Es co, en el que prolifera un humor rupturista y absurdo. Sin
preciso destacar el acento que concede Encinar en su revi- embargo, la colección Nada del otro mundo (1993), de An-
sión al proceso de close reading para con el texto de Navales, tonio Muñoz Molina, da pie a Encinar en “La realidad de
ofreciendo una lectura precisa de las intenciones de la auto- lo fantástico en la narrativa breve de Antonio Muñoz Mo-
ra de los relatos. lina” para introducir una problemática que no solo asedia a
Tanto en el capítulo séptimo como en el octavo, “El taller la novela, sino que trasciende a la esfera del cuento: la figura
literario de José María Merino. Tres versiones para un rela- autorial proyectada desde lo fantástico. Esta concepción de
to” y “Una narrativa visual. Cuentos del libro de la noche de la autoría en la ficción posee la capacidad de alterar el bas-
José María Merino”, se presentan dos facetas llamativas de tión de la autoridad, desembocando en una duda radical y
la producción de José María Merino. Por un lado, el gusto metódica que sacude al lector.
por el multiperspectivismo narrativo que le permite a En- En “En mitad de ninguna parte de Julio Llamazares. El
cinar realizar un análisis cercano a la crítica genética; por el arte de contar historias y los personajes marginales”, se ilu-
otro, la conversación entre la imagen y la palabra, estrategia mina la zona sombreada de la producción literaria del es-
aprovechada por la investigadora para establecer filológica- critor leonés, al resaltar la importancia crítica que ostentan
mente los términos de dicho diálogo. El trabajo titulado sus relatos breves. Al término de nuestro itinerario lector,
“Memoria, historia y literatura. Las cuatro esquinas de Ma- nos topamos con una llamada de atención sobre una escri-
nuel Longares”, presenta a Longares en el panorama litera- tora catalana: “La voz propia de Imma Monsó. Mejor que
rio. Acorde a Ángeles Encinar, este “destaca por la calidad no me lo cuentes”. Con el objetivo de dar a conocer los pri-
de su producción, alejada de modas y de algarabías mercan- meros trabajos de la narradora, se efectúa una retrospectiva
tiles o editoriales” (157). La autora de este volumen realiza breve de su producción anterior, y se termina por aterrizar
también un alto significativo en el capítulo “Entre madres sobre el título que figura en el nombre del propio capítu-
e hijas. Esther Tusquets, Soledad Puértolas y Nuria Amat”. lo. El último de los estudios, dedicado a Care Santos, “Care
El leitmotiv de la maternidad había experimentado un acu- Santos y los ciclos de cuentos”, regresa sobre una noción de-
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017