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cha omisión resulta difícil de justificar: España despliega   nificarían una oportunidad para que la cultura española se

 una huella ecológica que supera por tres su biocapacidad,   convirtiera en un “instrumento de intermediación global”

 está siendo drásticamente afectada por el cambio climático   (66-67). Abellán, a diferencia de Labanyi, parece celebrar

 y ha sufrido unas transformaciones ecológicas radicales en   la globalización al ignorar sus facetas neocoloniales y neo-

 las últimas décadas. Si bien muchas contribuciones dentro   liberales. La asunción de Abellán de que el Estado nación

 del volumen se muestran críticas con la globalización neoli-  está en crisis debido a la globalización es ya un mantra po-

 beral, ninguna abunda en los retos culturales de una de sus   pular que se suele repetir hasta la saciedad sin entrar en de-


 consecuencias más cruciales: la peligrosa alteración de todos   talles, pero que no deja de ser cuestionable si se analiza con

 los sistemas (químicos, físicos, biológicos) del planeta. Es   profundidad. De hecho, sería mucho más apropiado dejar

 un hecho que provoca que la continuación cultural, econó-  de hablar de crisis para hablar de un cambio en las funcio-

 mica y política de la globalización neoliberal resulte en una   nes del Estado nación promovido por la globalización de la

 imposibilidad biofísica a medio plazo.  ideología neoliberal. La nueva función del Estado nación,

 La primera sección, las nuevas coordenadas, es la más teó-  según la racionalidad neoliberal, sería facilitar la competi-

 rica. Los tres ensayos que la componen exploran las múlti-  tividad global y el crecimiento económico y no tanto ve-


 ples implicaciones de repensar algunos aspectos culturales   lar por el bienestar de sus ciudadanos. El estado adopta así

 españoles en el marco de la globalización. Jo Labanyi, en   las funciones de una tecnocracia corporativa y la nación se

 “Globalización, cosmopolitismo y traducción cultural,” su-  transforma en una granja de crecimiento económico, como

 giere que “los términos ‘cosmopolitismo’ y ‘traducción cul-  han señalado convincentemente muchos teóricos críticos

 tural’ pueden ser más útiles que ‘globalización’ a la hora de   (Wendy Brown, William Connolly, etc.). El último ensa-

 pensar sobre los procesos globales que conectan a España   yo de esta sección, “Isegoría: conflicto político y prensa en

 con el mundo” (35). La razón principal es que dichos térmi-  España (2004-2011),” corre a cargo de Antonio Elorza. En

 nos capturan mejor el carácter interactivo y relacional de las   él se hace un repaso de la manipulación de la información

 recientes transformaciones culturales e identitarias y supo-  política en España durante los años señalados en el título.


 nen un correctivo postdesarrollista y postcolonial a “la car-  El autor se enfoca en eventos políticos significativos y en el

 ga ideológica negativa que tiene la ‘globalización’ en cuanto   modo en que los grandes periódicos nacionales fragmentan,

 formación centro-periferia que reproduce las relaciones de   descontextualizan, alteran u omiten detalles relevantes para

 poder unidireccionales del imperialismo” (42). El ensayo de   adecuar la información a intereses partidistas y/o financie-

 José Luis Abellán, “España en el siglo XXI: hacia una cul-  ros. Elorza afirma que el “paso de la prensa escrita a la pren-

 tura de la intermediación global,” supone una aportación   sa online no resuelve el problema de la manipulación de las

 brevísima pero bastante problemática al sostener que la ex-  informaciones” (101). Sería interesante expandir el análisis


 pansión de la globalización y la crisis del Estado nación sig-  hasta el presente para estudiar si eldiario.es supone una ex-






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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