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no a la memoria mitificada, este capítulo analiza las novelas examina los discursos políticos de Dolores Ibárritu y Glad-
Las trece rosas (2003) del español Jesús Ferrero, En el tiempo ys Díaz, así como los diarios testimoniales de Silvia Mistral
de las mariposas (1994) de la escritora latina Julia Álvarez, y Matilde Ladrón de Guevara (175). La autora señala que
así como las adaptaciones cinematográficas de estos míticos estos escritos comparten “los mismos patrones formales” así
personajes históricos llevadas a cabo por Emilio Martínez como “unos sentimientos similares de desarraigo, desafecto
Lázaro y Mariano Barroso, y explora el impacto afectivo e y dolor” (215) y arguye que la resistencia en ellos conteni-
ideológico que tienen en el lector/espectador la lectura y/o da “desarticul[a] la confinación tradicional de la mujer a un
el consumo cinematográfico de las historias mitificadas de espacio privado” (178).
estas mujeres. Como se desprende de estas páginas, Memorias fragmen-
El tercer capítulo, “Explosión de memorias: restitución tadas: una mirada transatlántica a la resistencia femenina
de la identidad maternofilial en España y Argentina”, es- contra las dictaduras es un texto que responde exitosamen-
tablece de nuevo un estudio comparativo entre España y te al vacío crítico en torno a la relevancia del activismo fe-
Argentina, pero esta vez lo hace desde el ángulo de la “ma- menino en la resistencia contra los regímenes totalitarios
ternidad politizada” (128). Esta sección analiza textos cul- a nivel transatlántico. Consciente de la muy variada natu-
turales de muy diferente naturaleza: las novelas Mala gente raleza de los textos analizados (novelas, películas, diarios,
que camina (2007) y Si a los trece años no he vuelto (2011) documentales, discursos políticos, etc.) así como de las di-
de los españoles Benjamín Prado y Ana Cañil respectiva- ferencias socio-históricas y culturales de los contextos exa-
mente, el documental catalán Els nens perduts del franquis- minados, Corbalán Vélez anticipa, de forma muy satisfac-
me (2002) de Montse Armengou y Ricard Belis, las novelas toria, la crítica que un proyecto de tal envergadura pudiera
A veinte años, Luz (1998) y Un hijo rojo (1998) de las argen- albergar dejando claro: que no es su “intención unificar y
tinas Elsa Osorio y Sara Rosenberg y la película, también homogeneizar” la realidad política, histórica, social y cul-
argentina, Cautiva (2003) de Gastón Biraben. Todos estas tural de los países estudiados (21); que su análisis es “nece-
obras exploran la apropiación ilegal de niños en ambos con- sariamente fragmentado” (15) y, en ningún momento, “ex-
textos y destacan el papel central de la agencia femenina en haustivo ni comprensivo” (18); que los artefactos culturales
la reconstrucción de “las voces silenciadas de unos niños y examinados en este libro “son representaciones subjetivas”
niñas que no han podido contar su historia y cuyos padres (16) que como tal “ejercen una determinada manipulación
sufrieron la represión de los regímenes dictatoriales de Es- textual con la que pretenden glorificar de forma considera-
paña y Argentina” (173). El último capítulo, titulado “Ma- ble a la figura femenina y persuadir a sus lectores y especta-
nifiestos y memorias de mujeres exiliadas: ética y estética dores acerca del heroísmo en la lucha antidictatorial” (26),
de la resistencia frente al olvido” gira en torno al activismo pero que a pesar de ello, su libro evitará “caer en el discurso
femenino “fuera de los límites geográficos de la nación” y de victimización que prevalece en los estudios sobre el trau-
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017