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impuesto. Porque es cierto que el movimiento ecologista, el tamente. Solo así, para ocupar ese vacío que deja un autor al
de la autonomía, el feminista, incluso el sindical y otros que desaparecerse, las colectividades congregadas se aventuran a
no conozco, confluyeron en las plazas. Pero sin representar- obrar. Ahora bien, dejar de sostener al autor es también de-
se, procurando trascenderse. Congregándose para ocupar el jar de garantizar un tipo de “obra”.
espacio de la representación que se les había extirpado “que La sinautoría es una real-ización. Ocupamos “lo real” con
no, que no, que no nos representan”. nuestras realidades, las de las colectividades que producen
Ahora bien, me pregunto, ¿nos tienen que representar? obra en proceso. Se trata de conquistar el espacio de la re-
¿No podríamos, más allá de los nichos movimentistas, más presentación por parte de gentes desde sus tiempos sociales
allá de lo que ya veníamos haciendo, de denunciar, de con- y sus Platós-Mundos. Se trata de permitirnos hacer y ges-
trainformar, de hacer uso de las redes sociales, del recurso tionar nuestras películas. Para eso las fábricas de Cine sin
nuevo del streaming… no podríamos representarnos? Autor, como enclaves de producción de “cinematografías
Desde Cine sin Autor, cuando fuimos a la reunión del progresivas” por grupos de gentes organizadas para produ-
grupo de audiovisual de Sol, felices de pensar que al fin, cir. Para eso dos manifiestos, escritos por Gerardo Tudurí,
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después de esas experiencias asamblearias, nadie dudaría de para poder imaginarnos sin la necesidad de seguir el canon
la potencia de la colectividad asambleada para hacer pelí- del cine industrial, ni el de autor. Para eso, también, cien-
culas, lo cierto es que mayoritariamente nos miraron con tos de artículos a modo de cuaderno de campo de lo logra-
cara de “¿pero qué decís?”. Las y los productores audiovi- do en cada una de las experiencias, encarnaciones de “lo
suales allí congregados seguían sosteniendo al autor, más o sinautoral”, porque como decimos en CsA la sinautoría no
menos abierto a lo colaborativo, y seguían reverenciando se detenta, se actúa.
unas obras que no podía hacer el “pueblo”. El pueblo quería Nuestro punto de partida es claro, consideramos que cual-
cambiar de disco, pero ¿podía grabarlo? “El pueblo unido quier persona puede y debe poder hacerse cargo de su pro-
jamás será vencido”; pero debía seguir siendo representado. pia representación junto a otros y otras. Contarse es saberse.
En Cine sin Autor sabemos que una serie de personas, Sabernos es contarnos. Si nos hubiéramos contado colecti-
dispuestas a poner su vida en el centro para hacer en común vamente, nos hubiéramos dicho eso que nos contamos nada
una película, pueden abrir un espacio de representación que más juntarnos: que “nos quedaba demasiado mes cuando
es del “pueblo unido” para esa ocasión. CsA no produce una llegamos a fin de sueldo”, si es que no éramos de la gente
representación delegada, sino que ocupa el cine en todas las que “sin trabajo, sin derechos, sin miedo”...
fases de su producción por parte de la gente cualquiera. La Nos mentimos al ignorar que la cultura es la puesta en
sinautoría insiste en la potencia del “sinautor”, justo porque juego de un talento de lo humano que nos realiza. Nos ce-
vemos necesario que quien detenta la autoridad para hacer,
y la propiedad de haber hecho una obra, se suicide comple- 3 <http://www.cinesinautor.es/#!publicaciones/c13jf>.
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017