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mática. Jorge Marí comienza esta sección indagando en las   tas movidas rompieron con la identidad nacional impuesta

 paradojas inherentes a cualquier estudio crítico de la Movi-  por el franquismo y crearon nuevas identidades democráti-

 da y propone considerar esta experiencia como un espacio   cas. Esta interesante sección crítico-teórica concluye con el

 abierto al debate en el que convergen y se formulan dife-  capítulo de Christine Henseler, quien problematiza en gran

 rentes ideologías, intereses, deseos y ansiedades. Su capítu-  medida la autenticidad de la experiencia de la Movida, ma-

 lo explora de qué modo las definiciones de la Movida han   nifestando así la reconstrucción crítica de este fenómeno.

 cambiado de significado según los diversos sectores polí-  Como bien afirma, para capturar la movida “auténtica”, se


 ticos, intelectuales, artísticos y críticos que han generado   necesita efectuar una reelaboración y fabricación de la mis-

 sus propios discursos celebratorios, nostálgicos o críticos.   ma. De este modo, al mostrar los espacios de transición y

 Principalmente, Marí analiza cómo las numerosas apropia-  movimiento, se puede entender la Movida a través de otras

 ciones y manipulaciones de este movimiento cultural han   convergencias más multifacéticas y paradójicas, lo cual sirve

 contribuido a reconstruir la historia de la transición a la de-  simultáneamente para especificar las numerosas tensiones y

 mocracia. Por su parte, Héctor Fouce asocia la política cul-  contradicciones que la definen.

 tural del PSOE con la emergencia de este fenómeno. A su   La segunda sección, “Peripheral Movidas and Media Rev-


 vez, muestra el papel que tuvieron los medios de comuni-  olutions” contribuye a ampliar la terminología de la Movi-

 cación en la creación del imaginario de modernidad que   da, ya que tradicionalmente estaba relacionada con un con-

 ha caracterizado a la Movida. Fouce sitúa este movimiento   cepto bastante homogéneo de Madrid. En primer lugar,

 como punto de inflexión en la historia cultural española y   Alberto Mira descubre el lado oscuro de la misma, caracte-

 destaca el impacto de la política, los medios de comunica-  rizado por el uso de drogas y por el SIDA. Para ello, anali-

 ción y el mercado en la construcción de la imagen de una   za la película Arrebato de Iván Zulueta y su imaginería de

 España moderna y cosmopolita. En esta línea argumentati-  vampiros como epítome del horror de la Movida. Su capí-

 va, Hamilton M. Stapell examina la relación entre la nueva   tulo se desvía de la tradicional identificación de este fenó-

 identidad madrileña promovida por la Movida y las otras   meno cultural con el progreso y la modernidad. Por su par-


 “movidas” que surgieron por toda España a mediados de la   te, José Colmeiro indaga en las movidas periféricas gallegas,

 década de los 80. Según explica, la modernidad con la que   así como en la canibalización que éstas experimentaron. Su

 se identificó a Madrid fue parte de un proceso mucho más   capítulo se concentra en la Movida galega y reivindica la

 amplio que afectó a todas las otras regiones españolas, aun-  falta de atención crítica que ha recibido dicha explosión de

 que en ellas no se defendiera una identidad tan inclusiva   música, moda y arte visual que llegó a representar a la cul-

 como en la capital, sino que se caracterizaron por una serie   tura urbana y gallega contemporánea. Colmeiro reflexiona

 de rasgos distintivos de etnicidad, regionalismo y otros sím-  sobre cómo se relegó a los márgenes esta movida regional y


 bolos específicos del pasado. Stapell asegura que todas es-  hasta qué punto su resistencia a ser asimilada por la Movi-






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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