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espejo. No me interesa un cine que se quede en una simple tando los sentidos, la mirada, para, a ser posible, percibir

pantalla aséptica de 2D o 3D que entretiene y hace pasar el más y más los matices y las complejidades del mundo.

tiempo. Esto es lo que pretendo hacer, sobre todo, con mi

último trabajo Un día cualquiera. En la actualidad y por el

mundo que estamos viviendo me interesan autores como

Michael Haneke, Andreas Dresde, Abbas Kiarostami…

¿Qué les dirías a aquellas personas interesadas en la crea-

ción (o en el estudio) de los géneros que cultivas?

Cuando me entran dudas sobre si puedo/quiero crear, ya

sea de forma escrita o visual, siempre recuerdo el precio-

so libro Carta a un joven poeta de Rainer Maria Rilke, en el

que éste le contesta al joven autor que sólo podrá crear si de

verdad lo necesita, a pesar de los miles de sinsabores con los

que se va a encontrar: soledad, sufrimiento, carencia econó-

mica… También me acuerdo mucho de un director de cine

que me marcó para lanzarme a hacer proyectos sin miedo:

Werner Herzog. Decía que si de verdad uno quiere hacer

una película sólo necesita un coche, un teléfono y una má-

quina de escribir, el resto lo lleva uno dentro. Y esto lo me-

moricé y me lo repito como un mantra, porque es cierto

que para crear además del deseo de hacer algo se necesita te-

ner una enorme fuerza de voluntad y tesón.

Lo que he aprendido en estos pocos años que llevo en esta

profesión es algo muy importante y no muy fácil de inte-

grar en un principio. El hecho de que ésta es un trabajo de

largo recorrido; una labor que se va construyendo poco a

poco. Y esto es también, a pesar de las enormes dificultades,

lo bonito: el hecho de que en el aprendizaje se van desper-

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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015