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Catalunya imaginaria, independiente y soberana que cari- cos”—. En otras palabras, en el sujeto de-substancializado,
caturiza Polònia y la de su audiencia. Una audiencia madu- el decir sobre sí mismo “es capturado, deformado, inverti-
ra, no lo olvidemos, que todavía cree (o creía) en su mayoría do, modificado por lo que podríamos llamar ‘el eje imagi-
en la soberanía como posibilidad y en Europa como espa- nario;’ un eje definido como una construcción representa-
cio de articulación política; que vivió el tardofranquismo (o cional bipolar, que tiene en un polo al Yo y en el otro los
todo el franquismo) y el período transicional; que respiró ‘objetos’ de la realidad, que así surge para este sujeto” (6-7).
el aire del consenso constitucional nacido del 78; y que vio Si aceptamos que la audiencia de Polònia se imagina como
cómo tanto para España como para Catalunya tal consen- sujeto político en el mensaje que se da a sí misma en la ima-
so se empezaba a desmoronar al envite de la crisis económi- gen invertida del otro que le da el programa, ese sujeto es-
ca y se desmoronaba definitivamente en el 2010 con la sen- tará entonces necesariamente des-substancializado. Polònia
tencia del Tribunal Constitucional contra Catalunya. Una y su audiencia, me parece, lo saben. Al final del camino,
audiencia que crea su propio e imaginario sujeto político al desde el chiste tendencioso y escéptico, el activismo bufo o
mirarse a sí misma en el espejo de un Otro articulado desde de marioneta de Polònia trae al foro de lo real no un sujeto
el programa y desde el imaginario de su audiencia como el político, sino un sujeto político de-subjetivizado. Un suje-
gobierno central, y sobre todo del PP. to político imaginario. A partir de aquí, poco hay más que
Pero si Polònia, y su audiencia con ella, se articula mediá- adivinar —aunque hay mucho por hacer—. ¿Dónde va Ca-
ticamente como sujeto político a partir de especular su ima- talunya? No lo sabemos, no lo sé. Quizá sí hacia la indepen-
ginario en un “Otro,” ¿no estaríamos entonces en realidad, dencia, pero una independencia difícil de imaginar asenta-
como diría Lacan, frente a un sujeto des-substancializado, da en un estado moderno y tirada por los alegres e inocentes
siendo que el sujeto de-substancializado en términos laca- caballitos de Marisol; tal como de hecho y al fin y al cabo
nianos es el que “recibe del Otro su propio mensaje en forma apunta la troupe del programa. O no. Ya que desde Polònia,
invertida”? Para Lacan, el sujeto de-substancializado depen- un programa satírico-escéptico, tendencioso y que trabaja
de siempre del mensaje que se da sobre sí mismo, tal como desde la figuración del contrario, la verdad política, apoya-
hace Polònia. De allí que, según Gustavo Apreda “Lacan es- da también en criterios de mercado, parece estar siempre en
criba al sujeto como una S, mayúscula, con una barra que el aire.
lo divide: el sujeto en tanto hablante, siempre queda dividi- Lo que sí es cierto es que la madura audiencia del progra-
do; y denominará Otro, con mayúscula, a este otro orden, ma no desea que su futuro pase por esa España de siempre
que no es el otro como ‘objeto’ de la realidad” (6). Apreda y menos por la fuerza. Y menos con amenazas de encarcelar
recuerda que en la paradoja lacaniana “dicha significación (de nuevo) o de fusilar (de nuevo) a su presidente. Supongo
solo puede ser capturada en términos que Lacan denomi- que tampoco la audiencia joven lo desea. Al fin y al cabo, a
nará imaginarios —o, debemos decir, imaginario-simbóli- la vista de estos casi cuarenta años corrupto-democráticos
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015