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zan sólo sobre la base de un funcionamiento y unas normas we call ‘democratic capitalism’” (“la transformación gradual
inherentes. Como afirma Moishe Postpone, “rather than de esa formación social que llamamos ‘capitalismo demo-
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regarding the current global crisis as contingent or with crático’”; Streeck, “Crisis” 5) y en b) “[the removal of] legal
reference to recent neoliberal developments alone, [many barriers to financial dynamics that had already gathered de-
authors] regard it as the culmination of the global develop- cisive momentums within the old regulation” (“[la elimina-
ment since the 1970s” (“más que considerar la crisis actual ción] de las barreras legales a las dinámicas financieras que
como contingente y relacionada con el desarrollo reciente habían ya logrado un sustancial empuje en el contexto de la
del neoliberalismo, [muchos autores] la consideran como la antigua regulación”; Panitch y Kokings 69). En conclusión,
culminación de una evolución global iniciada en los años sin atender a los factores estructurales en cuyo perímetro el
70”; 228). A lo que añade: “the systemic dimension of such capitalismo intenta salir de sus propios atolladeros, se incu-
developments implies a system of constraints and impera- rre con facilidad en propuestas salvíficas que interpelan al
tives” (“la dimension sistémica de tales desarrollos implica capitalismo para pedirle lo que éste no tiene. Soñar con un
toda una estructura de constreñimientos e imposiciones”; capitalismo compasivo (como sucede cada vez que se aña-
229). Este modelo de análisis debería inocularnos contra el de “compasivo” a cualquier sustantivo político) implica una
intento de explicación “in contingent and agentive terms suerte de delirio fabulístico.
[that] can result in a personalization of historical develop- Este acercamiento a la crisis implica además una revisión
ments, which, in turn, can shade off into various conspir- crítica del formalismo engendrado en un post-estructuralis-
acy theories” (“en términos contingentes o negativos que mo de segunda y tercera generación. Éste, como si se tratase
pueden resultar en una personalización de los procesos his- de una cuestión de principios epistemológicos y luego po-
tóricos que, a su vez, son susceptibles de derivar en diver- líticos, fetichiza los tropos de la fragmentariedad y la dife-
sas teorías conspiratorias”; 229). Para evitar la vergonzante rencia mientras estigmatiza conceptos, previamente troca-
especulación paranoica, no hace falta negar el papel activo dos en hombres de paja, como el esencialismo o las grandes
del sujeto sino enmarcar dicho papel en a) “the ongoing, in- narrativas. No sin cierta razón Rosalind O’Hanlon y David
herently conflictual transformation of the social formation Washbrook aseveran que, bajo el manto protector de un su-
puesto radicalismo subversivo (que nos salva de prejuicios
6 A esto se refieren, por citar tan sólo algunos nombres, Immanuel Wa- metafísicos, ataduras totalizantes y cándidas certidumbres
llerstein y David Harvey. El primero describe, por ejemplo, los ciclos cognoscitivas), encontramos una corriente política neo-con-
progresivos de competitividad que provocan bajadas de precios y des-
censos de beneficio, que a continuación son seguidos de ciclos de con- servadora que privilegia “methodological individualism, the
tracción e inestabilidad (134). David Harvey ha revisado espacio-tem- depoliticizing insulation of social from material domains, a
poralmente estos ciclos para proponer su conocido concepto de “uneven view of social relations that is in practice extremely volun-
geographical development” (“desarrollo geográfico desigual”; “Neolibe- taristic, [and] the refusal of any kind of programmatic pol-
ralism” 26).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013