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JB: ¿Y dentro de este mercado de identidad, dónde que- Veo libros españoles con temas americanos y vidas ameri-
da lo español? Aparece mucho en tus relatos: el personaje canas, y pienso que igualmente, si te interesan esos temas,
de Juanjo, que describes como parte del “puzzle ibérico”, o porque es muy legítimo hablar de ciudades extranjeras, hay
la “delicatesen” española, que es la propiedad de Belinda. que poner el conflicto que supone eso para un español.
Siempre me acuerdo de uno de los cuentos de El malestar JB: ¿Puedes contar algo sobre tu nuevo libro?
al alcance de todos, donde un personaje trabaja en una em-
presa tipo norteamericana, con muchas de esas actividades MC: Es una novela, la primera que escribo propiamente di-
para pasarlo bien juntos y crear equipo, y no le gusta, está cha, y se titula El genuino sabor. Tiene mucho que ver con
incómodo, así que cambia a otra empresa rancia, española, la gestión cultural. No es algo que yo haya elegido pensan-
sin juegos y con una jerarquía clara, y ahí se siente cómoda. do en un tema que esté ahora en boga, pero ha salido así,
porque también me interesa lo que pasa, como decía Elvira.
MC: Yo creo que, como antes ha dicho también Elvira, hay En España ha habido un boom en el campo de la gestión
demasiados escritores en mi generación que como ya hemos cultural en los últimos años, y también la idea de España
viajado, y por el contacto con la lengua inglesa, nos senti- vendiendo su imagen en el extranjero, a través de los Cer-
mos diferentes a la generación anterior. Esto genera muchas vantes, etc. La protagonista es gestora cultural, representa
tentaciones, como la de sentir ese complejo español de ser a España fuera, difundiendo la idea de España. En general,
paletos, y que nos hace pensar que lo extranjero nos libera cuando estás fuera eres embajador de tu país, lo quieras o
de lo paletos que somos. Hay libros que yo no comprendo no. Ésa es la tesis del libro y la base general, además de va-
de autores de 30 ó 40 años, con personajes angloamerica- rios periplos por otros lugares, sobre todo Londres, el más
nos, ambientados en metrópolis angloamericanas, a lo me- largo. Y eso es.
jor sin nombre, pero sabes que no es España. Y ahí no hay
ningún personaje español diciendo: “Soy Paco Martínez So-
ria. Esta vida no la entiendo”. Y yo reivindico que hay que
poner un toque de españolidad en lo que haces porque es
casi tu obligación como escritor. Me sorprende mucho, por
ejemplo, que haya gente que se considera heredera de una
tradición literaria ajena, que pueden decir “yo soy herede-
ra solo de la literatura victoriana, aunque soy española”. Es
como los japoneses que quieren bailar flamenco y tocar la
guitarra flamenca. Yo querría decirles que tal vez el resulta-
do sea peor, o no interese a los que generaron ese flamenco.
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013