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casa estandarizada, todas iguales, ha cambiado hasta llegar   lo detecte y poder decir, “Esto ya lo he vivido, esto lo co-

 a ser todas iguales pero de Ikea, y aun así sentimos que es   nozco”. Pero eso, así solamente, es un poco pobre, así que

 personal. Y se quiere evitar el pasado, este pasado español   para evitar esos peligros, tengo que hacer estas otras opera-

 rancio, y queremos ser cosmopolitas y para ello ponemos   ciones más complejas.

 un poster enmarcado del Empire State Building, esa foto

 de esos obreros americanos que están sentados en una viga.   JB: Se podría decir que tus historias son metáforas de nues-

 Hay una fascinación por lo moderno, y esa es la actitud de   tra forma de construir identidades.


 Virginia, no de la otra, que es más amarga.

         MC: Claro, yo me he tenido que ver así, y creo que sería

 JB: Me parece que en algunas partes de las historias hay un   útil para mucha gente verse así, porque lamentablemente

 cierto costumbrismo, como la casa del novio adolescente   nos han colocado como productos. Nada escapa al capi-

 que la narradora recrea como prueba antes de recrear la fies-  talismo, ¿por qué íbamos a escapar nosotros? Por ejemplo,

 ta, una casa de portero de Madrid de los años 80, o el per-  ahora estoy empezando a leer un libro de una socióloga de

 sonaje de Juanjo que has mencionado antes, el madrileño   Israel, Eva Illouz: Por qué duele el amor. Es una visión so-


 que alardea continuamente de haber pasado una tempora-  ciológica del amor hoy en día. Hay una tendencia a pensar

 da en Nueva York. Pero luego, como Juanjo es un muñeco   que, por ejemplo, te ha ido mal esta relación con esta pare-

 que ha creado Belinda, o la casa no es un reflejo directo de   ja porque a mí de pequeña, mi padre me hizo tal cosa o tal

 una casa, sino la reconstrucción, la narración se convierte   otra. Es decir, algo muy freudiano y psicológico. Pero esta

 en otra cosa, en un una especie de meta-costumbrismo.  autora dice que el amor no está fuera del mercado, porque

         todo lo ha fagocitado el capitalismo. Así que ¿por qué el

 MC: Hay también otro problema. Creo que el escritor, o   amor iba a quedar aislado como en un oasis idílico, sin ser

 yo al menos, trabajo donde hay problemas y límites, don-  rozado por lo demás? Hay oferta, demanda, como en el res-

 de están las delgadas líneas que separan unas cosas de otras.   to del sistema. Me interesa mucho este tema. Creo que el


 La delgada línea que separa la fantasía de lo que no lo es.   Yo del capitalismo, o del post-capitalismo, es un producto,

 Me gusta detectar cosas típicas y hablar de ellas, es como un   y tenemos que vendernos. Tal vez siempre ha sido así, pero

 placer, una pulsión primaria. Ayer hablaba con un amigo de   nadie era consciente de ello porque no existía casi la termi-

 taxistas madrileños y pensaba en diferentes tipos: los que se   nología para hablar de ello. La idea de que somos productos

 sientan en esa funda hecha de bolas de madera para no pa-  está sobre todo muy presente en la segunda historia, como

 sar calor, el que te cuenta su vida, el que lleva a su señora al   metáfora.

 lado. Quiero decir más y más, sentir ese gusto y esa satisfac-


 ción que da detectar lo que ya conoces y que otro también






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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