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otro día comentaba alguien que vive fuera, en París, un di- EN: En general mi escritura está muy apegada a lo que ocu-
plomático, que decía: “no me gustó nada tal obra de teatro rre o a lo que me ha pasado a mí, pero al mismo tiempo
porque parecía hecha por actores españoles.” Y eso es un in- también necesito tener una distancia biográfica. Si me su-
sulto que está ahí. Es como que España trata mal a sus ciu- cediera ahora mismo una desgracia, sería muy difícil que
dadanos, la madre cruel, y yo estoy aburrida ya de eso. yo pudiera escribir inmediatamente una obra sobre esa des-
EN: Yo creo que esto de que España es un país de segunda gracia. Para poder convertirlo en ficción, ese material tiene
es una cuestión de complejo interno, un complejo interno que echar raíces en mi memoria. Cuando empecé a escribir,
que luego se proyecta hacia afuera, porque claro, si todos los aquello con lo que tenía distancia era con mi infancia y con
españoles van hablando mal de España, al final todo se aco- mi adolescencia. Digamos que ahí está el germen y luego se
ge desde ese prejuicio. En mi casa, cuando yo era pequeña van cruzando otras experiencias. Por ejemplo, para La ciu-
y solo había dos canales de televisión, si daban una película dad feliz parto del recuerdo de un niño chino que era de mi
española se apagaba la tele. pandilla de amigos. A ese recuerdo se le junta el cómo tra-
bajan los chinos, que es algo que me sigue llamando mucho
La ciudad feliz la atención, porque es gente que vive para producir. Aun-
En esta sección se le pregunta a Elvira sobre su libro La ciu- que empecé a escribir en primer lugar el inicio de La ciu-
dad feliz, que se compone de dos historias largas, o nou- dad en invierno, mi segundo texto fue “La orilla”, que es la
velles. La primera, “Historia del restaurante chino Ciudad segunda de las historias de La ciudad feliz, y a partir de ahí
Feliz”, trata de un niño chino que emigra a España con su no sabía muy bien qué estaba haciendo, si un libro o dos.
familia, que dedica todo su tiempo a sacar adelante un res- O ninguno. El caso es que fue como abrir una cajita e ir sa-
taurante. La segunda, “La orilla”, ocurre en el mismo barrio cando los temas que pedían ser sacados. Me interesa cómo
y con un personaje que aparece en la primera. Pero esta his- un adulto destruye a un niño. Creo que todos tenemos en
toria trata de una niña española de familia acomodada, que nuestras familias historias así. Somos producto de la cons-
se obsesiona con un vagabundo y llega a hacer amistad con trucción, pero también de la destrucción. En La ciudad fe-
él. liz, en la historia del niño chino, ese papel de los padres
como destructores está totalmente explícito: una madre en-
JB: Quiero preguntar más específicamente sobre vuestros loquecida, un padre que se niega a volver a hablar, un niño
libros. Elvira, todas tus historias tratan de adolescentes con al que no le dejan hacer otra cosa que no sea trabajar.
vidas interiores muy intensas, y quería saber qué te atrae de
ese mundo interior de la adolescencia. JB: El título del libro La ciudad feliz y también como nom-
bre del restaurante de la familia de la primera historia, me
parece muy irónico, es lo contrario de lo que sienten los dos
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013