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Miguel Espinosa, escritor que escribía durante el franquis- Faulkner porque los tíos que salen en Mientras agonizo les
mo y por ejemplo su libro La fea burguesía me ha interesa- parecen unos mastuerzos. Hay autores en la tradición espa-
do mucho, pero me han tenido que descubrir sus nombres. ñola que son enormes. Para mí no son inferiores a David
Quiero leer a esos autores, porque no puedo negar que ven- Foster Wallace. Además un autor español te va a dar unas
go también de ahí. Pienso que quiero venir más de los lati- claves sobre tu tradición, sobre tu origen, que no vas a en-
noamericanos, pero también vengo de esa cosa rancia. Luis contrar en ninguna otra literatura del mundo. Si lees Los
Martín Santos, por ejemplo, me influyó mucho, como una santos inocentes de Miguel Delibes, te explicas muchas de
lectura de juventud. Y también quiero quitarme ese “esno- las cosas que pasan ahora mismo en este país. Y eso no te lo
bismo cateto” que dice que lo español es todo malo. Inten- cuenta Philip Roth. Y en fin, que existe aún ese complejo de
tar sacarle partido, por lo menos a nivel lingüístico, o por lo que España es un país atrasado que no ha superado el rea-
menos no negar lo español, que a lo mejor es lo que he ve- lismo. Y sin embargo lo que viene de Norteamérica, y que
nido haciendo hasta ahora. es muy bien acogido, también es realismo. Foster Wallace
es realismo.
EN: Como decía en Quimera, últimamente tengo la sensa-
ción de que soy una especie de nacionalista recalcitrante. Y JB: Yo creo que eso os puede dañar a escritoras como voso-
eso es falso. Me formé con autores extranjeros, y en lengua tras. Tengo algunos amigos españoles que leen mucho, no
española con no pocos autores latinoamericanos. Aquí otra están muy dentro del mundo literario pero que leen cosas
vez vuelvo a la Transición, que parece que es la reina de to- interesantes, y es más probable que lean un autor japonés o
dos los males. Es insólito que un país niegue su propia tra- inglés nuevo, interesante, a que lean a un autor nuevo espa-
dición. Eso no ocurre en ningún sitio. Y si nos ponemos a ñol.
leer clásicos franceses, alemanes o norteamericanos, no to-
dos son James Joyce, ni Kafka, ni Flaubert, ni Faulkner. MC: Creo que es una cosa orquestada desde varios frentes,
Cuando España sale del franquismo hay mucha vergüenza. no por teorías de conspiración, pero algo así. Que no inte-
A la vergüenza hay que sumarle la reacción contra el realis- resamos como país, aunque ahora ya sí otra vez porque hay
mo, que es una tradición muy arraigada aquí, y que fue ob- pobreza, pero durante un tiempo éramos un país medio, de
jeto del ataque de Juan Benet. Cuando Franco se muere el la Unión Europea, ya sin guerra civil, franquismo,… todo
país quiere ser moderno muy rápidamente, y entonces todo eso pasó. Entonces literariamente éramos como sosos, vis-
lo que viene del pasado español no vale. Da vergüenza mi- tos desde fuera. Y luego hay esa cantinela española tanto
rarlo, y no porque las obras no tengan calidad, sino porque para cine español como para literatura de “buf, una película
nadie quiere identificarse con la España de esos libros. Es española, buf, un libro español.” Y está dentro de nosotros,
absurdo; como si los norteamericanos decidieran no leer a como si fuera un virus que llevamos en nuestro interior. El
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013