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de que eso existió”). Álex tiene consciencia de haber estado preso de una repre-
Como decíamos antes, en este espacio fuera de la ciudad, sentación falsificada de la sexualidad, propagada por los me-
literalmente desconectado (no hay teléfono, televisor, apa- dios de información y comunicación (“imágenes en el cris-
ratos eléctricos en la casa y el celular ni tiene cobertura), en tal del espejo o la superficie de la pantalla”, “imposturas
este entorno natural, salvaje, en contacto permanente con creadas por el sistema para saciar la libido entumecida de
el agua, hay momentos de gracia, donde Álex y Eva pare- los consumidores” masculinos, blancos y heterosexuales),
cen amarse. Gracias a Eva, Álex vuelve a descubrir la exclu- mientras que con Eva tiene la sensación de escapar de esta
sividad del sentimiento amoroso: “Hundido hasta las ro- representación. Se trata para él de volver a la “imaginación
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dillas, me entretuve mirándola de espaldas en ese instante del cuerpo” según la hermosa expresión de Michel De Cer-
milagroso en que ella creía que nadie, ni siquiera yo, la po- teau:
día mirar” (278). A Álex, le toca ver lo que otros no verán,
no conocerán o no sabrán nunca. Gracias a Eva, Álex vuel- El rostro es un paisaje, dijo no sé qué cineasta. El de Eva era para
mí un continente, con sus vertiginosos accidentes y atracciones
ve a descubrir la dependencia del ser amado: “Hacía mucho […] ya no me disgustaba tanto como al principio de nuestra re-
tiempo que no sentía nada parecido por una mujer. Esa ne- lación que fuera la ambigua fachada de un estereotipo cultural
cesidad de contacto físico, ese deseo insaciable, permanen- […]. Tantas contradicciones reunidas en un solo cuerpo y una
te, esa adoración de cada milímetro de su piel” (279). Aquí sola cara con tantas variantes que no podía pretender apropiár-
bien se ve que la noción de “cantidad” (“insaciable”, “cada melas todas de una vez. (279)
milímetro”) se enfoca en un ser único y no un sinfín de En este sentido, su relación no responde a ningún crite-
cuerpos femeninos. Gracias a Eva, Álex descubre de nuevo rio de rentabilidad (física, social o económica), sino que, al
la realidad del cuerpo ajeno y no la de su imagen: contrario, descansa en la idea de compenetración progresi-
va con el otro, es decir, en las ideas de respeto, de lentitud,
[…] en los últimos cinco años la mayoría de mis relaciones ha- y además, sin garantía de éxito.
bían sido con actrices […]; amoríos con imágenes en el cristal
del espejo o la superficie de la pantalla, no con mujeres reales. Cabe añadir que, mientras están bañándose, Eva acep-
Las deseaba como se desea una presencia en una película o una ta que Álex la penetre sin condones; puede parecer anec-
fotografía en un reportaje o incluso un desnudo en un cuadro. dótico, pero no lo es porque significa que, en un momento
Pero siempre faltaba algo, una dimensión esencial, o eso había dado, no se interpone nada entre sus dos cuerpos. Más allá
redescubierto al amar a Eva, o, más bien al desearla y tener la de la penetración, lo que está en juego es la inmediatez del
oportunidad de poseerla. Eva era real de un modo en que ellas,
todas esas imposturas creadas por el sistema para saciar la libido
entumecida de los consumidores (comenzando por Keeley, mi 19
sucedáneo favorito), no lo eran en absoluto. (280) De hecho, en la primera parte de la novela, antes de llegar a Providen-
ce recuerda una relación sexual con una actriz española cuyo fracaso es-
triba en su “falta de imagen” (127).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013