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acto sexual (en sentido literal) y, por ende, la autenticidad   vés del otro, de la aproximación al extraño, de la intimidad

 del contacto con la realidad del cuerpo. Por eso Álex insiste   con el desconocido de la que hablaba DK en Karnaval, o

 tanto en la importancia de poseer a Eva físicamente, porque   sea, de una relación amorosa. Sin embargo, como subraya

 de ello depende su conciencia ontológica. El marco acuáti-  Álex, el encanto de su relación con Eva se debe también al

 co refuerza esta impresión de renacimiento, al remitir a la   hecho de que ella ignora los rituales del “cortejo amoroso”.

 placenta, la matriz de la vida, como expresa la experiencia   Y es cierto, ya que su relación no obedece a los cánones del

 descrita en la novela: “Volvimos a salir del agua arrastrándo-  lirismo occidental: por ejemplo, no existe fidelidad sexual


 nos por la arena como criaturas recién nacidas y nos encon-  entre ellos. En este sentido, a través de su relación, reinven-

 tramos cuerpo a cuerpo lejos de la orilla, como guiados por   tan el lirismo sin habérselo propuesto. 20

 un instinto anterior a la constitución orgánica del animal”   Sin embargo, esos momentos de gracia son extremada-

 (279). De este modo, la penetración cobra una dimensión   mente breves, primero, porque Álex es asaltado por imáge-

 metafísica, como si de un acto de compenetración funda-  nes violentas y mórbidas. Así, al cruzar la bahía en una pe-

 cional, original y primitivo entre el ser humano y la realidad   queña embarcación, proyecta sobre su entorno imágenes de

 se tratase:  Tiburón, y otras imágenes, mediáticas esta vez, de la muerte


         trágica de Robert Kennedy y su secretaria en una carretera
 Con Eva, como ahora comprobaba, la carnalidad era una di-

 mensión asequible, una posibilidad realizable sin esfuerzo ni re-  próxima al lugar donde se alojan él y Eva. Más tarde, al con-
 mordimiento alguno, una dimensión vital sobre la que se ha-  tacto del agua, recuerda su primer cortometraje: una histo-

 bían construido demasiadas falacias y trampas a lo largo de la   ria “gore”, en que la cabeza de una mujer devorada por un

 historia. La portentosa Eva, con su actitud audaz y negligente,
 conseguía apartar de un manotazo todas las reglas de la seduc-  20

 ción establecidas desde antiguo en los precavidos rituales del    Volvamos a la escena de la playa; la mención de la penetración an-

 cortejo amoroso. (280)  tes referida bastaría para considerar que se trata de un relato pornográ-
         fico. Sin embargo, no creo que sea el caso: si nos fijamos en los detalles

 En este contexto, la aceptación por parte de Eva de una re-  de la descripción del acto sexual, no los hay; no se sabe, al contrario de
         lo que ocurre con las otras parejas de Álex, o en Karnaval, si Eva tiene
 lación sexual sin condones, es decir “carnal”, “vital”, según   o no “pechos exuberantes”, “coño rasurado”, etc.; solo se usa un léxico

 términos de Álex, corresponde a una verdadera “prueba de   verbal a la vez sexual y amoroso (“penetrar”, “abrazar”, “acariciar”, “be-


 amor”: Eva no le da a Álex un mechón de cabellos a la usan-  sar”) y a veces incluso algo pudoroso (Álex usa en dos ocasiones el ver-

 za del amor cortés, sino que le permite conocerla íntima-  bo “inseminar”). En este sentido, puede afirmarse que no se trata de una
         descripción pornográfica sino más bien lírica, que no descarta cierta sa-
 mente. No estamos hablando aquí del hecho de que no se   cralización del ser amado (Eva es calificada de “portentosa”, la visión de

 usan preservativos cuando se es una pareja estable, como si   su cuerpo de “milagrosa”). La relación entre Álex y Eva manifiesta pues

 de una campaña del Ministerio de salud o, peor, de la Igle-  la capacidad al enamoramiento, y reanuda una forma de Ars amatoria

 sia se tratase, sino del redescubrimiento de la realidad a tra-  en versión contemporánea, exenta de cualquier forma de cálculo, prove-
         cho, interés, por lo menos en ciertos momentos.





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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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