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memoria individual o de la historia propia (ambas destrui-                                                              (en la mayoría de ellos, se percibe la sensación de que gran

         das) de cada uno de los escritores mencionados, tiene ca-                                                               parte de lo contado está supenso en la memoria). Un acom-

         bida la memoria colectiva que, al final, acaba por configu-                                                             pañamiento que al lector le permite intuir el sustancioso

         rar la memoria histórica y vivida por un amplio sector de                                                               camino que ambos elementos, paisaje y memoria, tomarán

         la Península en una época concreta.  Y así, al tiempo que                                                               en el futuro proceso creativo de todos ellos y, por supuesto,
                                                                         9
         son ficción, poseen, por lo general, también el valor del li-                                                           también permite intuir el jugoso resultado final del prota-

         bro-documento o de una crónica del desarraigo. O, junto al                                                              gonismo adquirido en sus obras por el paisaje y su natura-


         valor ético, portan también una nueva sensibilidad que es-                                                              leza. Un paisaje que, como protagonista, puede llegar a ser

         capa a cualquier síntoma de arqueología nostálgica.                                                                     (o representar) tanto la vida como la muerte, el paraíso o el

             Ese paisaje, físico y vital, normalmente, suele aparecer al                                                         infierno, horizonte sin límites y tumba, benefactor y ani-

         inicio de la trayectoria literaria de los autores citados como                                                          quilador, la libertad o el castigo... Y, por otro lado, un pai-

         una llovizna de pequeñas gotas y con una función envol-                                                                 saje que llega a asumir, en casi todos ellos, dada su reitera-

         vente para el desarrollo de sus creaciones. Pero, junto a esta                                                          ción, el papel del espacio fundamental y trascendente para

         asidua función ambiental del paisaje, éste aparece también                                                              su mundo literario.


         mostrando una fuerza especial, en compañía de la memoria                                                                    Con sólo realizar una cata, veloz y superficial, en el con-

                                                                                                                                 junto de la literatura aportada por los autores mencionados,

                                                                                                                                 se observa esta realidad, en gran medida común, que cho-
         Cervera. Así, un suceso acaecido en un relato puede tener su continui-

         dad, más claridad y mayor desarrollo e, incluso, ser pieza esencial en otro                                             ca frontalmente con la praxis narrativa general del momen-
         posterior. El lector está obligado a reunir esos fragmentos y, con su tra-                                              to de su aparición social (al menos durante la nacida en las

         bajo, obtener la totalidad del significado. Además, en la reconstrucción                                                décadas 80 y 90 del siglo XX, muy marcada narrativamente
         de la memoria, junto al carácter aleatorio, están muy presentes también                                                 por la observación y plasmación de lo contemporáneo y del

         la intermitencia, lo plural y lo colectivo.
                                                                                                                                 yo), despojada o poco dada a las referencias históricas o de


         9  La historiadora Mercedes Yusta escribe a la vista de El fragor del agua
         de Giménez Corbatón que “en el caso personal de quien esto escribe a                                                    la memoria.
         la hora de trabajar en una historia de la guerrilla del Maestrazgo” le ha

         servido la obra del Giménez Corbatón porque “sus relatos dan forma al                                                   La montaña leonesa

         discurso colectivo, a una memoria plural que cuenta a varias voces la his-
         toria de un territorio profundamente marcado por el peso del pasado,                                                    En Julio Llamazares, los libros de poesía La lentitud de los
         y enmarcan esta memoria en un paisaje que, a pesar de su carácter fic-                                                  bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982) auguran el poder

         cionalizado (o precisamente gracias a él) se convierte en un instrumento                                                que alcanzará el plural paisaje de su infancia (y su perma-

         para interpretar y dar sentido a una realidad que el paso del tiempo ha he-                                             nente evocación) en obras posteriores como Luna de lobos
         cho extraña y hermética” (“Historia, memoria, literatura” Introducción
         a El fragor del agua. P. 17. Zaragoza, IFC. Col. Letra última, 2º11). (El                                               (1985), El río del olvido (1990), Escenas de cine mudo (1994)

         subrayado es nuestro).                                                                                                  o el guión cinematográfico Retrato de un bañista (1996) y,





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