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4. El héroe del siglo XXI leonesa, la “vikinga”, quien a su vez es amante de Crisma, el
La vicepresidenta es Julia Montes, pero el abogado es un “chico” al que debe vigilar el Irlandés. En general, los perso-
personaje casi anónimo. Sólo el Irlandés lo identifica con najes alejados del poder no tienen nombre propio, se los co-
su nombre y primer apellido, “Eduardo Viteri”, lo cual su- noce por apodos: la “vikinga”, el “chico”… Crisma y Curto
giere un “te conozco”, amenazador. También tiene identi- son conocidos por sus nicks como si la red le confiriese una
dad singular cuando Crisma lo presenta a su amigo Curto identidad. También Amaya, que es militante, conserva su
como “mi amigo Eduardo”. A diferencia del abogado, la vi- nombre propio en todo momento.
cepresidenta a menudo es Julia, o Julia Montes, porque en Crisma parece un nombre simbólico, es el aceite bende-
los cenáculos del poder todos tienen nombres propios que cido con el que se bautiza o confirma. El personaje, con su
los singularizan y únicamente a los caídos en desgracia se peripecia, logra que otros personajes se impliquen y com-
les conoce por apodos, como al Irlandés, quien se consi- prometan, si no llega a ser porque pide ayuda al abogado,
dera a sí mismo un “apoderado” para justificarse: “En esta éste no se hubiera arriesgado, no hubiera cambiado de vida,
vida conviene ser precisos. Un sicario es un asesino a sueldo. y con él los que finalmente se comprometen en ese discurso
Yo soy un apoderado, tengo poderes de otras personas para final. Cuando el abogado descubre que puede introducirse
proceder en su nombre. No digo que no sean cosas pareci- en el ordenador de la vicepresidenta y le comunica al chico
das, pero no es lo mismo (Gopegui, Acceso 306).” su hallazgo, convencido de que pueden pedirle ayuda, Cris-
El hecho de que los personajes próximos a la vicepresi- ma es el personaje más consciente de quién detenta el po-
denta tengan nombre propio también visualiza las relacio- der real:
nes personales que los vinculan desde siempre y que evi-
dencian el nepotismo, o amiguismo, consustancial al poder. —Vale, tienes su ordenador personal, ¿y…?
—Es una oportunidad.
Por eso, en la segunda parte se dota de mayor protagonis- —¿Una oportunidad de qué? El poder no lo tienen los vice-
mo a personajes como Crisma, Curto, Amaya, Álvaro, el Ir- presidentes, ni los presidentes. Los tipos que me han encargado
landés y Luciano. Algunos de ellos más próximos a la esfera las escuchas, esos sí tienen poder. (Gopegui, Acceso 89)
de la acción narrativa protagonizada por la vicepresidenta y
otros más próximos a la del abogado. Aunque el lector sa- Demostrando una lucidez que llega a molestar al aboga-
brá que entre ellos existen relaciones inesperadas y descono- do, “No me hables como si me sacaras veinte años” (Gope-
cidas para los personajes como la que vincula a Crisma y al gui, Acceso 90), se permite instruirle en cómo iniciar rela-
Irlandés. La subtrama sentimental que une los dos mundos ción con la vicepresidenta, con una desconocida. El joven
que encarnan la vicepresidenta y el abogado parece un enre- se convierte en el mentor del abogado. La autoridad moral
do de comedia barroca: Julia Montes fue amante del Irlan- de Crisma nace de la ira, del resentimiento, de la conciencia
dés, a quien su mujer, Helga, abandonó por una muchacha de haber sido utilizado. Crisma acumula la misma rabia que
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013