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me así su fin en la tierra entregándose al culto de lo reprimido bros, es decir, son sistemas antidemocráticos que se enmar-
sin freno alguno. Como comprenderá, son muchos los poderes can totalmente en el pensamiento neoliberal. Ahora bien, si
interesados en bloquear su triunfo masivo y la propagación de Providence es una distopía, y en este sentido una visión por
su peligrosa fe. La “Hermandad”, en cambio, pretende que esa
energía reprimida siga estándolo con el fin de ponerla al servi- anticipación y por lo tanto ficticia de la realidad por venir,
cio de los intereses de las corporaciones y los poderes terrena- Karnaval describe una sociedad que existe, la de la minoría
les. Toda esa energía encerrada en el cuerpo de los individuos que dirige el mundo.
debe ser extraída de algún modo para reinvertirla en el funcio- En un artículo dedicado a Sade, Ferré adelanta una hipó-
namiento de la maquinaria tecnológica y económica del capital. tesis interesante, sugerida a su vez por Giorgio Agamben,
Las dos facciones idolatran, como ve, la misma forma de energía
y la misma voluntad de poder. (542-543) según la cual el libertinaje, como práctica sexual de la cla-
se dirigente, está estrechamente vinculado con el funciona-
En esta representación maniquea, bien se ve que la Iglesia miento económico de nuestro mundo:
no representa una alternativa saludable a la Hermandad. Es
una caricatura de la contracultura hippie, que ofrece una […] cabría preguntarse si […] en suma, los desequilibrios pe-
riódicos de los llamados ciclos económicos del todopoderoso
utopía libidinal falsamente libertaria, y acaba por adoptar mercado no serían el equivalente macroeconómico del meca-
las reglas de la sociedad de consumo (su líder, Jack Daniels, nismo sádico de ascensos y descensos libidinales y especulativos
siempre precisa en sus mensajes electrónicos a Álex que su […] (convendría recordar que Sade empleaba con frecuencia el
nombre no tiene “nada que ver, por cierto, con el bourbon término metaforizado “crisis” con el fin de designar los instan-
del mismo nombre”). tes cenitales de la orgía, los de mayor gasto y desgaste de sus ac-
tores, precisamente). (Ferré, Mimesis 32).
Finalmente, ambas sectas fundan su ideología en el mer-
cado de la “energía sexual” —una energía totalmente eco- Hipótesis que demuestra magistralmente Karnaval, inspi-
lógica, si se me permite este guiño humorístico— con fines rada en los devaneos recientes del ex-director del FMI con
distintos (acumulación vs. despilfarro), pero con el mismo la justicia norteamericana y francesa por asuntos sexuales,
medio: el desarrollo del mercado de una industria porno- en que se trata de la sexualidad de los líderes como si de ésta
gráfica, de masas para la Hermandad y “de alto nivel” para dependiera el mundo. El dios K, al ser quien es, tiene un
la Iglesia. Es esta última una pornografía con vocación evan- papel central en la vida económica del mundo. Defiende un
gélica en cierto sentido, en la que la Iglesia invierte “porque capitalismo puro y duro, y no cree sino en el dios del mer-
la consideraban su deber, un modo eficaz de hacer aposto- cado. Del mismo modo, practica un sexo que, amén de ser
lado y predicar con el ejemplo” (543). Ambas sectas fun- puro, es duro, con todas las consecuencias que estas prácti-
cionan sobre una explotación capitalista de la sexualidad cas (económicas y sexuales) pueden tener, como advierte la
de los ciudadanos: promueven sistemas sectarios, que no voz narradora, al principio de la novela:
se preocupan por el bienestar de la mayoría de sus miem-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013