Page 41 - Revista1
P. 41
rias fiestas en las cuales se han contratado a prostitutas para gustado (143). En Karnaval, como ya hemos dicho, la mu-
darle placer al dios K, gran consumidor de sexo, o a sus in- jer es siempre objeto del placer del hombre, pero en cambio,
vitados. En particular, en una de éstas, unas modelos —si- el placer femenino no está tomado en cuenta o, si lo es, es
milares a “maniquíes”— desfilan ante él y su mujer, propo- considerado como una amenaza para el hombre. En el capí-
niéndole partes de sus cuerpos a cambio de una suma de tulo cinco, donde se describe la relación sexual (real o fan-
dinero cada vez más importante: “¿Cuánto crees que valen tasmada, no se sabe) del protagonista con la camarera ne-
estas piernas y estos pies? Atrévete a insultarme fijando una gra, se dice que DK recibe “en plena cara, como una burla a
cantidad. Trece mil. ¿Estás loco? Veinticinco mil. ¿Te ríes [sus] pretensiones, un chorro incoloro y fétido que sale pro-
de mí?” (165-166). Bien se ve aquí toda la perversión de la pulsado de su sexo por la fuerza imparable de las carcajadas
relación del dios K con las mujeres: lo humillan (insultos) y los espasmos brutales de esta bruja endemoniada” (33).
pero luego las humilla él a ellas aún más descuartizándolas En estas líneas, se observa muy bien que el placer femenino,
simbólicamente y especulando sobre el valor de sus cuer- representado por un “chorro incoloro y fétido” no respon-
pos para comprarlas después. En ambas novelas, se muestra de a una erotización del cuerpo, sino más bien a una histe-
pues la visión degradada de la mujer que se desprende de rización (“chorro […] propulsado”, “carcajadas”), o incluso
esta forma de sexualidad: una mujer usada como mero ins- a una patologización de éste (“chorro incoloro y fétido”, “es-
trumento de placer masculino, aunque sea un placer caro. pasmos brutales”), tal como expresa Michel Foucault en su
Wendy, la prostituta personal del dios K en Karnaval, se inacabada Historia de la sexualidad (Histoire 137-138).
considera “un bien de lujo más en [la] vida repleta de bienes Ahora bien, el sexo no es sólo un producto de consumo
de lujo” de DK (19). privilegiado para el hombre blanco y heterosexual, sino que
A través de la mercantilización de la sexualidad, pase ex- es mucho más que esto: está en el centro del sistema econó-
plícitamente por pornografía o no (las mujeres con las que mico y político del mundo.
se acuesta Álex en Providence no son siempre y claramente
prostitutas), Juan Francisco Ferré denuncia una represen- Sexo, poder y tiranía
tación machista de las relaciones sexuales, donde la mujer, En Providence y Karnaval, Ferré sugiere que las leyes del ca-
en general, es víctima. Tomemos el ejemplo de “la hembra pitalismo según las que se rige el mundo occidental no son
Klingon” en Providence, una mujer de cincuenta años, ca- sino la traducción económica de leyes más primitivas y an-
sada, independiente, pero víctima de los dictados de la do- cestrales, correspondiendo a lo que el filósofo inglés Hobbes
minación masculina en materia de fantasma sexual, al in- llama el “estado de naturaleza”, es decir un estado presocial
tentar emular los códigos sexuales de las mujeres jóvenes y donde el hombre no puede sino luchar por su supervivencia
“sexy”: tiene el sexo perfectamente “rasurado” pero perma- (Leviathan). El epígrafe de Karnaval expande así esta idea:
nece “seco” cuando Álex la penetra, como señala algo dis- “La lucha es en efecto el generador de todas las cosas, de to-
40 41
Revist a de alces XXI Número 1 , 2013