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sarrollo, de un pasado distinto donde la selección nacional                                                             so, aún durante el tiempo ritual de un partido de fútbol.

         –y la nación– vivía en la pobreza. Si el discurso de la mo-                                                             Pero, al fin y al cabo, ¿para qué jugar a un juego, sea éste el

         dernización pendiente por fin satisfecha ha sido clave en la                                                            del fútbol o el de las finanzas, el del capitalismo avanzado,

         construcción imaginaria de la España democrática, a me-                                                                 que ni siquiera promete felicidad o hermosura? La crítica re-

         nudo también se señala que ello sólo fue posible a cambio                                                               acción popular ante el partido contra Croacia se debía a que

         de ejecutar numerosos cortes identitarios (cortes de memo-                                                              la selección jugando con este estilo de crisis resultaba irreco-

         ria) para asentar la idea de que esa modernización se había                                                             nocible y, siendo en la última década la selección, como se


         cumplido. Mencioné la dificultad de representar la miseria                                                              ha dicho, la vanguardia de la España por venir, es fácil ima-

         en la España democrática, y es que uno de esos cortes iden-                                                             ginar que el mal juego hacía presagiar que la España inter-

         titarios fue el olvido de la historia de la pobreza, es decir, de                                                       venida iba a resultar muy distinta de la España del ladrillo.

         la historia popular, subalterna, de las complejas relaciones                                                                De un mismo análisis se desprenden distintas valoracio-

         morales entre la dignidad, la identidad y la supervivencia.                                                             nes en las que la opinión pública y los medios se empeñaron
                                                                                                               13
         A ello alude Del Bosque.                                                                                                entonces. Lo que se jugaba en esos meses últimos, incluyen-

             En tiempos de escasez, de introspección, las artes perfor-                                                          do a Del Bosque, era a la moralización de la crisis, es decir,


         máticas interiorizan la falta de recursos, parecía decir Del                                                            de las derrotas. Se buscaba establecer los parámetros de lo

         Bosque, y a una época de contención y de recortes, le co-                                                               que estaba bien y de lo que se hizo mal, identificar proyec-

         rresponde un estilo tacaño, rácano, grisáceo. Todo lo que                                                               tos políticos de futuro y responsables del pasado. Y es que

         incumbe pues al entrenador de la selección, como al gobier-                                                             el “hemos pasado de pobres a ricos demasiado rápido” que

         no, es presentar resultados, un dato, un marcador... pero no                                                            citaba Del Bosque era un eslogan vecino de otros, cercanos

         cumplir las ansias de la gente de vivir en un mundo hermo-                                                              pero no idénticos, que han ido constituyendo el fermento

                                                                                                                                 del “sentido común” sobre la crisis. Entre ellos, el más co-

                                                                                                                                 nocido y popular es el dictum que afirma que “hemos vivido

         13  Hay que subrayar una vez más que las expectativas de un colapso na-
         cional, de un retorno a la pobreza, estaban completamente ausentes del                                                  por encima de nuestras posibilidades”, lema que apunta a la
         horizonte colectivo a comienzos de este siglo. Para un español (y un eu-                                                existencia de una culpa colectiva compartida (Pérez Oliva).

         ropeo) medio, la pobreza, la crisis social, la inestabilidad política, podía                                            Lo dijo Rajoy en un discurso programático sobre el deporte

         sucederles a otros, podía suceder en otros continentes, pero resultaba in-                                              nacional: “Vivimos una crisis económica de la que nos va a
         concebible en la península. La idea de que existe un pasado distinto, una                                               costar salir. El Gobierno va a poner todo su empeño; detrás
         historia donde la miseria y el sufrimiento tienen un papel importante,

         no ha sido muy popular en la cultura hegemónica de la democracia. Al-                                                   de cualquier crisis siempre hay cosas que hemos hecho mal

         gunos escritores como Rafael Chirbes (Armada) han hecho de esos bor-                                                    entre todos” (Mateo).                 14
         rados precisamente la línea de fuerza de sus obras. Esto es algo compar-
         tido en los países del mediterráneo, como ha señalado el ensayista Jorge

         Valadas para Portugal.                                                                                                  14  Vid nota 2.





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