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a un dominio espiritual, moral e, incluso, teológico. Así,   1. El primer partido: las necesidades simbólicas de la

 en esos días, mientras el gobierno discutía las nuevas limi-  crisis.

 taciones que las fuerzas políticas del capital financiero glo-

 bal iban a imponer a la soberanía del país en la gestión de   10 de junio de 2012. Tras una semana de fuertes rumores,

 su economía, a la opinión pública española se le propo-  el día 9 se había hecho pública la noticia de que el gobierno

 nía afirmar la supremacía espiritual de la nación en el plano   español, al agravarse la situación de la banca nacional, ha-

 simbólico del deporte. Este tipo de dispositivo compensa-  bía solicitado formalmente al Eurogrupo el llamado rescate,


 torio en el contexto de la secuencia del rescate que aquí se   apenas veinticuatro horas antes de que su selección de fút-

 estudia, empieza a funcionar con anterioridad al propio co-  bol, flamante campeona de Europa y del mundo, disputa-

 mienzo de la competición (por ejemplo, en un anuncio de   se su primer partido en la Eurocopa. Por si esta coinciden-

 Coca-Cola aparecido a finales de mayo), pero tendrá que   cia no fuese lo suficientemente significativa, el presidente

 modularse durante la Eurocopa en repetidas ocasiones para   Mariano Rajoy quiso subrayarla al no desistir de su idea de

 enfrentar las emergencias continuas de otras formas de nom-  acudir como espectador al primer partido (“me voy funda-

 brar la crisis, pues la cristalización, en los medios y en el ci-  mentalmente porque la selección española es la campeona


 berespacio, de un imaginario ciudadano de la crisis (des-  del mundo”, CEC), un España-Italia llamado a reeditarse

 ahucios, mareas, vidas subprime...), las protestas políticas en   en la final del torneo. Tampoco era la primera vez que Ra-

 la calle, la propia experiencia estética urbana de cada día y,   joy subrayaba los vínculos entre economía y sport, entre el

 sobre todo (y en relación con todo ello), la crítica y el enfa-  espíritu de las políticas de austeridad y los valores que repre-

 do de la afición ante el errático, cambiante, impersonal jue-  sentan los deportistas españoles.  Sin embargo, en junio de
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 go de su equipo, cuestionan la fantasía normalizadora de la

 magia de la selección española. Sólo la victoria final de La   4  En febrero de 2012, el ciclista Alberto Contador fue condenado por

 Roja podrá, momentáneamente, recrear el espejismo colec-  dopaje. Tuvo lugar entonces una llamada “crisis de los guiñoles”, cuan-

 tivo del triunfo inmaterial del fútbol sobre las angustiosas   do, en la televisión francesa Canal +, se mostraron muñecos de depor-
         tistas españoles firmando un documento de apoyo a Contador usando
 demandas pecuniarias de la crisis.   jeringuillas como estilográficas. En una reacción característica de la polí-

 Sin embargo, tan sólo una semana después del desfile de   tica quijotesca, mientras una parte de los medios de comunicación atri-

 la victoria, celebrado a la llegada de la selección a Madrid,   buyeron la broma al resquemor francés por las victorias de ciclistas y te-

 una marcha reivindicativa de mineros teatralizaba la ruptu-  nistas españoles en sus competiciones, el Gobierno organizó un acto de
         desagravio al deporte patrio en el que Rajoy pronunció un discurso que
 ra de una parte de la sociedad con el encantamiento de la   considero verdadera piedra Rosetta del quijotismo deportivo, pues en él

 sublimación quijotista.   se condensa entera su filosofía política. Decía Rajoy: “España es un gran

         país, una gran nación, y la hacen los españoles, entre ellos sus deportis-
         tas, que llevan nuestro pabellón por todo el mundo.[...] Detrás de eso

         hay mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho sacrificio.[...] Esos son va-





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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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