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la como fe. Y surcado aún por esa duda, busco respuesta en   Denme algo en que creer

 las palabras de algunas personas a las que algo dentro de mí   Si echamos la vista atrás podemos ver cómo, al margen de

 aún considera razonables.  otros infinitos mitos de ámbito local, dos han sido las gran-



 La superinteligencia es una de las formas más despreciables de   des creencias que han marcado el devenir de la cultura oc-
 la necedad.  cidental: el cristianismo, del cual se desprenden la religión,

 Lichtenberg,   la iglesia y todo un tropel de manifestaciones culturales, y la

 Aforismos, ocurrencias y opiniones,   razón, la cual trajo consigo el sentimiento de emancipación
 Valdemar, 2000.
         humana, con respecto a dios y a la naturaleza misma, y en

 Contra  los  escépticos  se  esgrime  un  argumento  aplastante:   connivencia con el espíritu mercantil y expansionista de la
 “Quien afirma que la verdad no existe, pretende que eso sea la   Europa posrenacentista, la noción de progreso.

 verdad, incurriendo en palmaria contradicción». Sin embargo   Si bien la religión ha ocupado hasta hoy día una impor-

 este argumento irrefutable no ha convencido, seguramente, a
 ningún escéptico. Porque la gracia del escéptico consiste en que   tantísima porción de este goloso pastel de las creencias, a

 los argumentos no le convencen. Tampoco pretende él conven-  partir de la Ilustración (s. XVIII), de los avances de la cien-

 cer a nadie.   cia y de las revoluciones sociales de los siglos XVIII, XIX
 Antonio Machado,   y XX, hechos todos ellos consecuencia del uso de la razón

 Juan de Mairena,   frente a la superstición y a las costumbres casi medievales,

 Alianza editorial, 2004.
         el mito del Progreso comienza a robarle terreno a pasos agi-

         gantados. Sin embargo, esa razón pura, primordial, socráti-
 Tomemos el ejemplo de los derechos humanos, esa idea de que   ca, que sencillamente duda de todo y lo pregunta todo, y
 a pesar de todas las diferencias, hay derechos universales; es un

 concepto de fe pura. Allí no hay un saber objetivo, sino una de-  que es más un camino de conocimiento que una respuesta

 cisión colectiva, un compromiso ético-político incondicional.   concreta, comienza a mutarse, de su roce con la realidad, en
 Sin creencia, no existe la ética en el sentido propio. Justamente   una razón instrumental, utilitaria, ya no al servicio del co-

 en eso, estoy de acuerdo con Jacques Rancière, cuando defien-  nocimiento en sí, sino de sus numerosas aplicaciones prác-

 de la retórica de los derechos humanos diciendo que no deben   ticas y de los intereses de las clases dominantes. Es la razón
 naturalizarse, que no son propiedad del hombre, que el derecho

 humano fundamental es el derecho a la universalidad, a llenar   como herramienta de poder y no como un camino de saber.
 el vacío y comprometerse.  Es el tiempo del avance tecnológico como bien en sí mismo

 Slavoj Žižek  y de la ciencia al servicio del interés.




 No creer en nada, o cuando menos esa fanfarronada de preten-  La razón es aquello que todos los hombres tienen en común

 derlo, es con toda seguridad la variante más terrible de la fe.  cuando están tranquilos.

 Prodan Lecrou                                                                                      Voltaire






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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