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transformados en bestias de carga, encarnados, por ejem- Una pareja vista de frente, sentada en el sofá, con la mirada
plo, de manera clásica en un burro con anteojeras que da dirigida a lo que imaginamos ser una pantalla de televisión
(en un ficticio fuera de campo) conversa: aunque no tienen
nada, el hombre quiere soñar que lo han “perdido todo en
Wall Street”. Lo que se recalca es la indecencia de los que
lloran por haber perdido dinero en el desmoronamiento de
la bolsa, pero también el deseo que se ve en la mirada del
hombre: deseo de poder jugar (y perder), deseo de estar en
el lugar del que está indirectamente al origen de su empo-
brecimiento (El Roto 64).
El mundo al revés
En las viñetas de estos dos dibujantes, la realidad es carna-
valesca, aunque sin la dimensión festiva, catártica y episódi-
ca de Carnaval. Como el lenguaje del poder invierte a me-
nudo los términos de la realidad y achaca a los que luchan
por sus derechos la violencia que en realidad ellos sufren,
Fig. 7 El Roto, 32
los dibujos restablecen las posiciones recíprocas. “Terminó
la huelga y recrudeció la violencia”: la coordinación “y” tie-
vueltas alrededor de la noria que acciona. El animal justifica ne aquí valor consecutivo (la violencia no es la huelga ni la
su sumisión al referir que el patrón le dijo que “si paraba no toma de la calle sino la que apretuja a los asalariados). El
llegaríamos a ningún sitio” (29/03/12) sin darse cuenta de impacto lo produce la traducción gráfica de esta violencia
que ese “nosotros” es improcedente ya que él no está yendo “limpia” por una violencia física: el estallido de una pared
a ningún sitio, y que el patrón tampoco camina a su lado. de cristal al que ha sido arrojado el texto de la “reforma la-
En El Roto, las escasas viñetas que dan la palabra a los tra- boral” [fig. 8].
bajadores ponen más bien en su boca frases de denuncias. Según otro chiste, al que quiere “aclarar las cuentas” se le
Cuando están representados no como borregos o burros, trata como a un delincuente, como lo muestra la imagen en
sino como vacas, el uso del discurso referido no aclara si plano detalle sobre las manos esposadas del locutor, deteni-
se dejan ilusionar o si son conscientes de la trampa: “como do por “intento de subversión del desorden establecido” (El
incentivo a la productividad me han ofrecido acciones del Roto 62, el subrayado es mío). La inversión es doble: in-
matadero” (El Roto 55). Pero una viñeta es más ambigua. versión de lo que se espera de la moral pública e inversión
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013