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imaginamos que ese de que hacen gala los medios bajo su conciencia de lo que la democracia realmente es, se puede
administración, puede servir de “contestación al poder”. observar muy bien en el nerviosismo de los liberales —sean
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Habría que resaltar con mucha rotundidad, entonces, que socioliberales, neoliberales o liberales a secas— ante la re-
aunque lo privadopersonal como tema está altamente poli- politización de la cotidianeidad que observamos en España
tizado, la vida cotidiana de las personas no lo está. De he- en los últimos años. Como muestra, muy bien puede valer
cho, para la mayor parte de la gente, la política es un espec- un botón, por ejemplo éste pergeñado por José María Las-
táculo al que quizás dedica unos minutos diarios fuera del salle, secretario de Estado de Cultura en el actual gobierno
horario laboral. En esta política ficticia, el papel del sobera- de Mariano Rajoy, y publicado en el diario El País: “Más de
no, del pueblo, es el de fungir de claque de tal o cual perso- 30 años después de recuperarlas, las instituciones democrá-
nalidad o partido, y sólo cada cuatro años se recupera por ticas se ven discutidas por una tempestad antipolítica que
unos instantes la soberanía alienada al depositar el voto. En ensalza las multitudes y reclama el derecho a que sean éstas
definitiva, la esfera política, en cuanto espacio atravesado quienes decidan por dónde debe orientarse el interés gene-
por el choque constante entre los políticos adscritos a unos ral.” Como se ve, Lasalle entiende por antipolítica lo que no
u otros partidos, es capaz de asumir la conflictividad social es más que el rechazo de la política de ficción y, por tanto, la
general de la sociedad como espectáculo. Esta asunción es, aspiración legítima a intervenir en los asuntos de la comu-
además, una canalización que desvía la atención de ciertos nidad política. No obstante, el secretario de Cultura puede
tipos de conflictos al tiempo que ilumina mediáticamente presentar su postura como una defensa de la política y de la
otros. La consecuencia es una representación política huera democracia representativa porque identifica las aspiraciones
que trata de ganar legitimidad manipulando los mecanis- democráticas con los comportamientos fascistas. Una afir-
mos de la representación cultural. mación injustificada que esconde un desprecio elitista a la
Lo que perdemos con este diseño de la esfera política gente común, actitud típica de quienes sólo piensan en las
se puede entrever si nos acercamos a la política desde la personas como meros seguidores, sean de profetas, líderes o
concepción que nos legó la antigua Grecia, es decir, como tecnócratas variados.
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aquellas actividades que competen a la organización y cons-
titución de la polis o comunidad política; cuya versión de- 20 En este sentido, se podría decir con Immanuel Wallerstein lo siguien-
mocrática, esa en que el poder lo detenta la mayoría pobre te: “Democracy precisely implies suspicion of the experts, of the com-
peten[ce] of their objectivity, of their disinterestedness, of their civic
de la sociedad, exige una implicación directa y cotidiana de virtue. The democrats have seen in liberal discourse the mask for a new
las personas en los asuntos políticos de su comunidad (Ál- aristocracy, all the more pernicious in that it has claimed a universalist
varez Yágüez 26). Y lo que nos jugamos si no tomamos basis that somehow tended always to result in maintaining largely the
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existing patterns of hierarchy. Liberalism and democracy have thus been
very much at odds with each other, standing for deeply diverging ten-
18 Citado en Antonio Jiménez Barca. dencies” (“Precisamente, democracia implica desconfiar de los expertos,
19 En inglés se puede consultar a Ellen Meiksins Wood (Citizens 93-98). de la competencia de su objetividad, de su desinterés o de su virtud cí-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013