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nuncie a exacerbar constantemente unas tendencias hedo-                                                                 lado toda pretensión de sustancialidad y adopta más explí-

         nistas que son tan apropiadas para el fomento de las nece-                                                              citamente la forma de la mercancía publicitaria con su ape-

         sidades artificiales. De hecho, la matriz cultural hedonista                                                            lación a los resortes emocionales más básicos.  En conclu-
                                                                                                                                                                                                                 16
         se ha canalizado preferentemente a través de la comunica-                                                               sión, en lugar de hablar de ‘contradicciones culturales del

         ción más dependiente de los imperativos de mercado: pu-                                                                 capitalismo’ es más apropiado hablar de ‘régimen cultural

         blicidad, entretenimiento y culturas de la autoexpresión y                                                              del capitalismo tardío.’

         la autoayuda. Segundo, ha sido la esfera política la que ha                                                                 Ahora bien, si asumimos que el conflicto es lo que define


         asumido más decididamente el conflicto cultural —de aquí                                                                a la política,  no se puede dejar de reconocer que nuestra
                                                                                                                                                       17
         que los cultural studies se autoperciban como intervenciones                                                            esfera política merece el calificativo, pues está atravesada por

         políticas—. A su vez, esa asunción ha permitido ofuscar la                                                              constantes enfrentamientos entre los representantes institu-

         atención del público en relación al dato incuestionable de                                                              cionales de la soberanía. La misma afirmación es válida res-

         que aquello que más afecta a la trayectoria vital de las per-                                                           pecto de la esfera pública monopolizada por los medios de

         sonas —a saber, la naturaleza de la estructura económica y                                                              comunicación de masas, ya que en ella, esos mismos repre-

         sus correspondientes relaciones sociales de propiedad— no                                                               sentantes o sus adláteres se enfrentan sin cesar. Pero si, por


         ha sido objeto preferente de discusión política. Así, al muro                                                           otro lado, investigamos la naturaleza de toda esta conflicti-

         formado por las estructuras institucionales y el veto de los                                                            vidad, observaremos que son los asuntos relativos a la esfe-

         grupos en conflicto —v. gr., las operaciones y componentes                                                              ra privadapersonal —incluyendo la intromisión del estado

         de la división de poderes, el filtro de la representación políti-                                                       en la esfera privada—, junto con la sal de la corruptibilidad

         ca, la partidocracia, los lobbies, etc.— se ha incorporado un                                                           humana y la pimienta de los enfrentamientos personales en-

         enfrentamiento político reducido en gran medida a temas                                                                 tre los primeros espadas de la política, los que acaparan el

         culturales que apelan muy directamente a rasgos esenciales                                                              pundonor de políticos, expertos y comentaristas. Me estoy


         de las identidades personales. El resultado ha sido que, efec-                                                          refiriendo a todo ese ajetreo mediático que pasa bajo la abs-

         tivamente, en la esfera pública se habla mucho, pero no de                                                              tracción de ‘lucha por el poder,’ cuya vaciedad de sentido

         todo —por ejemplo, no de las ideas o propuestas que pon-                                                                permite a alguien como Juan Luis Cebrián, presidente del

         gan en entredicho el capitalismo—. De aquí que no se haya                                                               grupo PRISA, decir que sólo un “periodismo profesional,”

         hecho gran cosa para promover la igualdad objetiva, que no

         sólo subjetiva, de las personas. Finalmente, y en tercer lu-                                                            16  Sin ir más lejos, la campaña electoral de Obama para las elecciones

         gar, a causa de la amplia mediatización de la cultura, no es                                                            presidenciales de 2008 ganó varios premios dedicados al mundo de la


         posible establecer una delimitación nítida entre los ámbi-                                                              publicidad.

         tos del deseo y los de la insatisfacción. Por ejemplo, duran-                                                           17  Un planteamiento de esta naturaleza en, por ejemplo, Juan Carlos

         te las campañas electorales, la política culturizada deja de                                                            Monedero: “La esencia de la política es la probabilidad de la obediencia,
                                                                                                                                 la asunción de que siempre hay conflicto […]” (78).





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