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nineteenth century and first half of the twentieth; ascend- rio sobre varios textos de Lenin, el pensador esloveno con-
ing from a position of political marginality and weakness cluye lo siguiente: “a revolutionary process is not a gradual
as of, say, 1870, to one of political centrality and consider- process but a repetitive movement, a movement of repeat-
able strength around 1950” (“[que] emerge lenta y laborio- ing the beginning, again and again” (“un proceso revolucio-
samente a lo largo y ancho del sistema-mundo, fundamen- nario no es un proceso gradual sino un movimiento repe-
talmente durante el último tercio del siglo XIX y la primera titivo, un movimiento que consiste en repetir el comienzo
mitad del siglo XX; una izquierda que asciende de una posi- mismo una y otra vez”; “How” 45). No se trata, por consi-
ción de marginalidad y debilidad políticas en torno a 1870 guiente, de certificar lo logrado o fortificar lo obtenido, sino
(por citar una fecha) a una de centralidad y considerable de volver al principio, empezar sin atajos, sin falsos arran-
fuerza política alrededor de 1950”; 135). Esta izquierda se ques in media res. La utilidad de esta intuición es inestima-
encalla definitivamente en el vuelco neoliberal de los 70, ble, pero en el discurso de Žižek se vuelve contradictoria ya
la caída del bloque soviético, la añeja de-marxificación de que sirve para preconizar, tras el désastre obscur de 1989, la
partidos, sindicatos y círculos intelectuales, “[and] the turn posibilidad y las condiciones reales de una nueva reacción
towards a more open-market socialism and ideas of ‘euro- revolucionaria (“How” 53-55).
communism’ in Italy and Spain” (“[y] el giro hacia un so- Esta faceta de la argumentación de Žižek no es, en este
cialismo de mercado abierto y hacia ideas de “eurocomunis- momento, válida para el análisis de la situación española y
mo” en Italia y España”; Harvey, Spaces 14). europea, y puede además producir impotencia y desengaño.
Por lo tanto, la gran pregunta que tenemos que gestionar ¿Cómo se puede justificar esta afirmación? Creo que sólo
es cómo mantener la tensión entre dos principios no anta- hace falta observar el desarrollo de ciertos acontecimien-
gónicos pero sí heterogéneos: por una parte, la necesidad tos durante el otoño de 2012 (el trimestre en el que ex-
de un radicalismo anti-capitalista sin fisuras ni compromi- plotan varios conflictos sociales y políticos). No cabe duda
sos; por otra, el reconocimiento, igualmente firme, de es- de que en España, desde septiembre a diciembre de 2012,
tar atravesando un tiempo de resaca post-revolucionaria en junto a la huelga general del 14 de noviembre, se multi-
la no se otea en el horizonte peninsular y europeo tentati- plican las manifestaciones, las protestas, los actos reivindi-
va alguna de ruptura con un sistema político-económico cativos y los gestos alternativos de disidencia. En idéntica
de carácter global, en fase de reafianzamiento. En realidad, proporción, se reproducen los grupos que organizan y par-
esta tensión podría ser compendiada en un axioma bastante ticipan en dichos actos y gestos. Uno de los más reveladores
sencillo: extremar la crítica anti-capitalista cuando se puede es la impresionante manifestación con que concluye la jor-
hacer poco contra el capitalismo. Con su habitual astucia, nada del 14-N. Además de su tamaño y contagiosa energía,
Žižek explica cómo gestionar esta contradicción sin anular llama la atención el sinfín de organizaciones participantes:
ninguno de sus dos términos. En un apasionante comenta- partidos políticos nacionales (fundamentalmente Izquierda
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013