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él nos dice, para “...à  les convaincre que les juifs sont aussi   la expulsión…). Muchos autores judíos vemos una referencia

 des humains et même des prochain” (“…para convencer­  propia en otros autores judíos que forman parte de un cuer­

 les que los judíos son también humanos y hasta prójimos”:    po singular de una región a­territorial con influencias pecu­

 Cohen 14).   liares y que les singulariza, permitiendo hablar de una litera­

 En la última página de este libro expone con dolor la te­  tura hebrea, no escrita en hebreo, y de una escritura sefaradí,

 sis que sostiene su obra: “O vous frères humains, vous qui   no escrita en español. Yo llamaría a esta cultura Eurojudía o,

 pour si peu de temps  remuez... ayez  pitié de vos frères en la   si incluimos a otros países fuera de este continente que son


 mort...” (“Oh, vosotros, hermanos humanos, vosotros que os   partícipes,  Ecojudaismo  (palabra aportada por Benoliel re­

 movéis por tan poco tiempo… tened piedad de vuestros her­  cientemente, judío sefardí y miembro de la academia de la

 manos en la muerte…” 213).  lengua en Israel).

 Quiere ser como los otros siendo quien es. ¿Qué es aque­  Cohen forma parte de mis referencias desde el inicio de

 llo que tenemos en común? Descubre que somos herma­  mi interés por la literatura. Paisanos de una Europa extra­

 nos, al menos lo somos en la muerte. Pero si lo somos en la   ña, en ocasiones he creído que participamos de las mismas

 muerte, ¿por qué no serlo también en vida? Tal vez somos   herencias. Uno necesita un diálogo, incluso fuera del tiem­


 más iguales que diferentes. No pide amor, sólo justicia. En el   po, para reflexionar sobre lo propio, y él, junto con otros

 judaísmo, frente al cristianismo, el amor no es un mandato;   pocos autores, es mi interlocutor. Él lo hace desde la lengua

 sin embargo, hay que ser responsables: responder.   francesa, un territorio adquirido y conquistado, y por eso su­

 Hay un niño de diez años (que sufrió un trauma) que   mamente precioso: “Una cultura es un lenguaje y todo len­

 habla detrás del hombre y del escritor. Un “Humano” doble­  guaje empieza por ser palabra hablada” (Misrahi 58).


 mente extranjero por judío y por oriental. Y en su obra, es   Hoy vuelven a Sefarad escritores como Juan Gelman,
 desde ese lugar, “con los labios de una herida”, desde la heri­  que a pesar de no ser sefardíes adquieren esa identidad a tra­

 da que se va ahondando profundamente, donde construye su   vés de la lengua española y al ligarse a la tradición judía espa­

 discurso.  ñola.


 Mi tesis es que los escritores judíos europeos mantene­  Escribir es un deseo de volver al origen. Volver, mirar de

 mos afecto e interés por las obras escritas en nuestras len­  nuevo, conocer, reescribir la vida. El tiempo que permanece

 guas, herederos de una tradición literaria del país al que per­  como un gen vivo, en movimiento, queda en el texto. Gra­

 tenecemos, a la lengua que nos acoge; pero además somos   cias al texto y a los personajes que lo conforman, guarda el

 también partícipes de una herencia transterritorial, una per­  mundo, su mundo y las identidades que se le añaden. Este

 tenencia a una literatura universal (en el sentido de que hay   es un aspecto de una literatura como testimonio en el que el

 muchos países relacionados), aunque nadie puede no sentir­  mundo se fracciona en un prisma en varias direcciones. Qui­


 se ligado a su región ni a su lengua (incluso tras la exclusión,   zá el escritor, como el judío, como la idea de Sefarad seña­






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  0 , 2012
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