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por la acción humana seguirán aumentando en frecuencia   de tiempos diversos que forma parte de la experiencia vital

 y magnitud, y que la producción de combustibles fósiles se-  rural; del mismo modo, la mirada “desmaterializadora” del

 guirá provocando fuegos descontrolados, desplazamientos   capitalismo —una mirada que abstrae la realidad material


 humanos masivos, extinciones y destrucción de ecosistemas   y la convierte en una proyección de intereses individuales,

 (n.p.). Trevathan concluye con una cita de la ecóloga espe-  cálculos de inversiones y ambiciones crecentistas— se con-

 cialista en ecosistemas, Merritt Turetsky, quien resume esta   trapone a la mirada campesina, íntimamente conectada a la

 situación como “the past coming back to haunt the future”   tierra, al tiempo, a las condiciones ambientales y a los eco-

 (“el retorno del pasado como una maldición sobre el futu-  sistemas —es, decir, una mirada profundamente material.


 ro”; mi traducción; n.p.).  Las películas que Martínez usa para explorar las ideas cita-

 Las nociones de presente, pasado y futuro, la convivencia   das son Mercado de futuros y El cielo gira, de Mercedes Álva-

 de temporalidades, las diferentes experiencias y representa-  rez, En construcción, de José Luis Guerín, y El olivo, de Icíar

 ciones del tiempo, incluyendo ritmos, edades y escalas hu-  Bollaín. Sin entrar en un comentario detallado del análisis


 manas y más-que-humanas, ocupan un lugar prominente   de cada una, hay que destacar la aplicación que el texto hace

 en el trabajo de Christine Martínez, con el que concluimos   de las grandes escalas temporales —el tiempo “profundo”

 esta breve panorámica de producciones críticas ecocinemá-  del que han hablado Gregory Benford, Robert Macfarlane y

 ticas ibéricas recientes. En su tesis doctoral, titulada Living   John McPhee, entre otros—. Especialmente en su explora-


 Finitude in an Age of Growth: Spanish Late Capitalism and its   ción de El cielo gira y de El olivo, Martínez explica cómo es-

 Discontents, Martínez entrelaza su examen de la temporali-  tas grandes escalas permiten a los personajes (e, idealmente,

 dad con una crítica a las prácticas y los mitos de la petromo-  a los espectadores) pensar, experimentar el mundo e imagi-

 dernidad a través del análisis de películas, novelas, cómics   nar horizontes de acción que vayan más allá de la vida pro-

 y otros productos culturales españoles de los últimos años.   pia. La película de Bollaín, por ejemplo, nos invita a perci-


 Si los ensayos de Álvarez-Sancho y de Trevathan inciden en   bir aquello que se comparte con las generaciones que no se

 los legados del pasado y sus impactos sobre el presente y   han conocido ni se conocerán —es decir, las que han muer-

 el futuro, Martínez examina críticamente las propias con-  to y las que están por nacer (157). La figura del olivo en di-


 cepciones, experiencias y representaciones de la temporali-  cha película se entiende como una simbiosis, el resultado

 dad capitalista, una temporalidad exclusivamente antropo-  de una relación interespecies que incluye al propio olivo,

 céntrica, ahistórica y marcadamente urbana, y las confronta   a los humanos que lo han cultivado y a los demás organis-

 con la multiplicidad de ritmos y escalas de la vida rural y la   mos que dependen de esa relación, —relación que conlleva

 cultura campesina. En la investigación de Martínez, el “pre-  cuidados, cultivo, cooperación y custodia— (157). Como


 sentismo” capitalista se contrapone a la contemporaneidad   Martínez explica, esa perspectiva temporal profunda pone






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  7 , 2025
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