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temática medioambiental, la pedagogía y el pensamiento nológicos y culturales. El saber ambiental ocupa su lugar en el
crítico. Como primer encuentro con una propuesta de diá- vacío dejado por el progreso de la racionalidad científica, como
logo entre la experiencia latinoamericana y la tradición eu- síntoma de su falta de conocimiento. (Saber ambiental 19)
ropea de la educación universitaria, este libro era una invi-
tación a la desafiante tarea de ser creativos en la enseñanza
y facilitar otra mirada con la cual comprender la diversidad ¿Qué significaba para mí, una bióloga, formada en la tra-
ontológica de los pueblos de la tierra. El medioambiente dición de las ciencias exactas, tomar conciencia de los “va-
dejaba de limitarse a un espacio biofísico y socioambien- cíos dejados por la racionalidad científica, como síntoma de
tal visto desde una lente científica y antropocéntrica, para su falta de conocimiento”? Comprender la síntesis episte-
transformarse en una oportunidad de repensarnos como se- mológica planteada por las ideas de Saber ambiental era un
res culturalmente diversos, sobre un planeta vivo y finito, gran desafío que, en el contexto latinoamericano, impul-
desde una mirada biocéntrica. Al mismo tiempo, la natura- saba una búsqueda hacia la complejidad y la interdiscipli-
leza pluriétnica de América Latina se convertía en contexto na. El pensamiento latinoamericano expuesto por el autor
fértil con el cual exponer a mi alumnado de una pequeña proponía desmantelar y reintegrar ideas y disciplinas con el
universidad de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, a cos- fin de generar una visión crítica divergente, en la que se co-
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movisiones diversas que permitieran cultivar una capacidad menzara a vislumbrar la complejidad ontológica de los sa-
empática hacia otras formas de vivir en la tierra. Invitaba beres americanos. Esto, a su vez, significaba repensar el pa-
a mis estudiantes a emprender una búsqueda sobre cómo radigma desarrollista vigente que contempla un horizonte
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pensar de otra manera. Según la premisa de su autor Enri- de crecimiento sin límite y reconocer la necesidad de des-
que Leff, colonizar el discurso ambiental enmarcado por un ambien-
talismo convencional, incapaz de desprenderse del proyec-
to civilizatorio occidental. Educativamente, esta propuesta
El ambiente emerge como un saber reintegrador de la diversi-
dad, de nuevos valores éticos y estéticos, de los potenciales si- creaba una maravillosa oportunidad pedagógica que resultó
nérgicos que genera la articulación de procesos ecológicos, tec- ser particularmente significativa durante la primera década
del nuevo milenio. Estábamos a casi diez años del empuje
es uno de los pensadores latinoamericanos más destacados en el campo
de la epistemología ambiental y la ecología política. 5 Para un análisis detallado del uso del concepto de desarrollo y de la me-
4 La referencia es a Middlebury College, Vermont, EUA, institución táfora que las sociedades contemporáneas han asumido con este térmi-
pionera en estudios medioambientales, con el primer programa y título no, léase “Development” de Gustavo Esteva (The Development Dictio-
de grado en la materia de los Estados Unidos de América. nary, editado por Wolfgang Sachs).
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

