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que gracias al desplazamiento de personas y discursos “aims cepción “artística y cultural” como “también en el plano
to denounce folly and vice and urge ethical and political re- académico y teórico” (11) si bien es cierto que poco después
form through the subjection of ideas to humorous analysis” cuestiona el alcance de este nuevo paradigma al preguntar-
(“pretende denunciar la locura y el vicio e insta a la reforma se al respecto si prima la dimensión técnico-mediática o la
ética y política sometiendo las ideas a un análisis humorís- propiamente narrativa: “¿designa el TS un concepto de co-
tico”; mi trad. 109). municación y creación radicalmente nuevo o es más bien
En otro orden de cosas, interesa destacar asimismo no un modo de producción, una estrategia de marketing, un
solo la auto-referencialidad (los guiones se llaman entre sí conjunto de hábitos de consumo? ¿Es una cuestión más de-
con bastante frecuencia), sino también lo que podríamos pendiente de la dimensión técnico-mediática, o de la pro-
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catalogar como uno de los primeros exponentes del para- piamente narrativa?” (Sánchez-Mesa Martínez 13). Bien,
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digma transmedial en España. Por tal entendemos la per- considerando el cine de Sánchez (y López), yo diría que pri-
meabilidad de motivos y gags que hallamos tanto en sus ma lo técnico-mediático, así sea solo o en parte por el in-
celuloides —cortos caseros, largos y pinitos publicitarios— cuestionable cambio en los hábitos de consumo de ‘lo ci-
como en sus espectáculos teatrales y las apariciones televi- nematográfico’, pues su narrativa, aun ponderando la muy
sivas. Esta tendencia a extender una o varias historias en diferente hechura del largo frente a los cortos (y el resto de
diferentes soportes o plataformas insta, sin por ello menos- producciones), posee una uniformidad fuera de toda duda
cabar la individualidad de cada una de sus producciones, cuando la disección política entra en juego, sea frontalmen-
a ‘leer’ su autorial creación teniendo muy en cuenta cada te o de soslayo.
obra como parte de un conjunto. Por esto mismo, cabe de- En efecto, nos enfrentamos a una narrativa coral que hace
cir que la labor de Sánchez avala una lectura miscelánea que de El mundo es nuestro una especie de máximo común di-
no se pliega o circunscribe a una unidad fílmica concreta, visor de una filmografía que no por ser generadora de car-
sea corto, largo o comercial (más o menos) encubierto. Esta cajadas renuncia jamás a la vehemencia política. Tal es así
concepción de la creatividad cinematográfica, como postula que el enterismo (término acuñado por Sánchez sobre el que
Sánchez-Mesa Martínez, “está cambiando la galaxia narra- volveremos más adelante) de este su primer largometraje
tiva en este comienzo del siglo XXI”, tanto desde una con-
4 Aunque no la aplique exprofeso al cine de Sánchez, me resulta pertinen-
3 La primera referencia explícita a esta auto-referencialidad la encontra- te compartir esta valoración del gran cineasta Víctor Erice, para quien el
mos en el tercero de los cortos, el ya referido “Aquello era otra cosa”, en panorama transmedial es poco alentador: “Es difícil saber hacia dónde va-
donde hay menciones a los dos cortos anteriores y se nos anticipa la rea- mos porque el audiovisual, que ya no es cine, incorpora el lenguaje cine-
lización del largo que sería El mundo es nuestro. Disfruta de casi 950.000 matográfico, pero también el publicitario y el de la televisión (…) Ahora
visualizaciones. las películas no nacen libres e iguales” (Barbancho, “Víctor Erice”).
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024