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ca no es más que producto de la imaginación de la niña. La                                                              encrucijada del laberinto. Este espacio convergente repre-

         inclusión de este plano, por el contrario, deja claro la pers-                                                          senta tanto a la tercera España como la dimensión porosa

         pectiva inclusiva del director.                                                                                         creada por los rasgos surrealistas de esta obra, demostrando


             La resistencia de Ofelia a entregar a su hermano al fauno                                                           la correlación existente entre lo histórico y lo estético. La

         para que éste sacrifique su sangre inocente se ve castigada                                                             protagonista sufre los efectos de la guerra civil, que tienen

         con su propio sacrificio a manos del Capitán que, a su vez,                                                             un impacto directo en su vida familiar. A este respecto, De-

         será fusilado a manos de los guerrilleros. Volvemos aquí a la                                                           nis Hollier describe las reflexiones bélicas de Bataille, equi-

         imagen inicial de la película: el centro del dédalo. Esta vez,                                                          parando la guerra a la maraña del laberinto: “War, a prima-


         mientras Mercedes acurruca a la niña en sus brazos, un fun-                                                             ry form of ignorance about the future, entails first of all the

         dido luminoso nos transporta al reino subterráneo, en el in-                                                            suspension of plans. A catalyst of anguish, war condemns

         terior de una especie de catedral onírica o, como la denomi-                                                            human beings to the irremediable disorientation of the lab-

         na Nelson, una “heretical Sagrada Familia” (232) (“herética                                                             yrinth, to a glorious intoxication in the face of life’s incom-


         Sagrada Familia”; mi trad.), donde la protagonista se reen-                                                             pleteness” (“La guerra, una forma primordial de ignoran-

         cuentra con su familia. La cámara, tras mostrarnos el reino                                                             cia sobre el futuro, implica antes que nada la suspensión de

         subterráneo, vuelve a emerger hasta que volvemos al centro                                                              planes. Un catalizador de la angustia, la guerra condena a

         del laberinto, donde encontramos a Ofelia que sonríe justo                                                              los seres humanos a la desorientación irremediable del labe-


         antes de expirar. La cámara se aleja de esta escena, adoptan-                                                           rinto, a la gloriosa intoxicación frente a la inconclusión de

         do un plano cenital que deja ver tanto a Mercedes y a Ofelia                                                            la vida”; mi trad.; 70). Del Toro sitúa a su protagonista, al

         como el núcleo del laberinto, al que se desciende mediante                                                              igual que los habitantes de la tercera España, en la encruci-

         una escalera en espiral, lo que enfatiza su centralidad. En la                                                          jada y, a pesar de la escabrosidad del terreno, consigue en-


         conclusión del filme, volvemos a escuchar la voz en off del                                                             contrar su propio camino.

         fauno, que nos dice que “la princesa (…) reinó con justicia

         y bondad por muchos siglos (…) y que dejó detrás de sí pe-

         queñas huellas de su paso por el mundo visibles sólo para


         aquél que sepa dónde mirar”. Estas palabras nos empujan

         a profundizar en la superficie tanto histórica como estética

         de la obra y adentrarnos en el laberinto, poniendo a prueba

         nuestra mirada crítica.


             Esta estructura circular, en la que la protagonista se vuel-

         ve a situar en el punto de partida del relato, la ubica en la






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