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• Reciclaje cultural de corte posmoderno, como compro-  mente señorial) que no empece ese primer plano de denuncia

 bamos en la re-reutilización del clásico de Los Chun-  social que venimos advirtiendo en el largometraje. Al igual

 guitos “Dame veneno” (véase nota 8).  que ocurre en El mundo es nuestro, seguirá precisamente sien-

         do la alternancia de dos máscaras contrapuestas el eje sobre el



 Un último apunte en corto: consecuentes  que se articule la narración (la así llamada señorial frente a la


 Al igual que hiciera en la parte dedicada al guion de El mun-  también llamada marxista, además de la que denuncia para
         de inmediato cuestionar el alcance, viabilidad o incluso la ra-
 do es nuestro, me resulta aquí también fundamental echar   zón de ser de esa denuncia), como lo es en todas y cada una

 mano de nuevo a la palabra de uno de los cortos posterio-  de las producciones del dúo que tocan lo político.

 res a la realización del primer largo de Sánchez. (Lo es, de   En “Esto sigue siendo así”, Fali, in crescente ofuscamien-

 hecho, a esa concentración de obras que veían la luz en-  to, ‘se queja de lo dura que es la vida, de los recibos que hay


 tre 2008 y 2012). Cuatro años después de esta última fe-  que pagar, de los programas de televisión que hay que ver,

 cha, Sánchez y López volvían al Bar M de Sevilla para ro-  de las noticias que hay sufrir cada día’: “Y ahí es cuando tú

 dar “Esto sigue siendo así” (2016). Protagonizado por unos   te acuerdas del autónomo, del sello del coche, de la perma-

 ya reconocidos Rafi y Fali a los que me gusta ubicar como   nencia del móvil, de comedor de la niña, del uniforme, de


 negativos de er Cabesa y er Culebra (o viceversa), ya entre-  los libros y del sursuncorda… Coño. (“Es verdad”, apostilla

 vimos que tan sevillanos Mr. Hydes son dos pretendientes   Rafi) Y del menú de ocho euros, que está mu malo eso tos

 a pijitos, dos capillitas, dos quiero y no puedo tiesos como   los días.” (Adviértase de nuevo la inmediata puesta en esce-

 la mojama (disculpen lo sevillano de la comparación), pero   na de lo cómico para hacer digerible lo trágico).


 maestros en el arte tan barroco de la apariencia y el sabla-  Hasta aquí, nada nuevo. Pero llegados a este punto, entra

 zo. (Se me ocurre pensar que Cervantes los llamaría ‘man-  en juego un agente político jamás antes mencionado explí-

 tones’, que no ‘virotes’, por estar ya casados).

 Téngase o no en cuenta este desliz comparativo, lo que sí   citamente por el dúo. Sigue Fali llevando la voz cantante:


 que ha de ponderarse y mucho es cómo este guion es una ní-  “Y tú te preguntas, tú te preguntas ‘¿Y si voto al Coletas?’”

 tida marca a esa auto-referencialidad a la que antes me refería.   (mientras gesticula nervioso bajo la parsimoniosa e inquisi-

 El comienzo en off no puede ser más palmario: RAFI: “Esto   tiva mirada de su compadre). Rafi: “¿Qué has dicho, com-

 es así” / FALI: “Esto sigue siendo así”, a lo que seguirá una   padre?” (con gesto desafiante). A lo que Fali, que reconoce


 toma de conciencia idéntica a la que vemos en El mundo es   de inmediato que se ha pasado de frenada, apostilla: “Yo no,

 nuestro, también en su arranque (la referida escena del ciclo-  la gente, yo no, yo no. Yo al Coletas no lo voto. Me refiero

 motor): “Siguen teniendo a la gente engañá”. Ahora, la pero-  que yo no voto a un tío al que le quede malamente un smo-

 rata de Fali está medio trufada de un sarcasmo (el supuesta-  king. Que yo voto a un tío que, aunque me esté robando, le





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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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