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sa, visten informalmente, con ropa cómoda. Más desaliña-  que, como señala Feasey, supone la vuelta a la esfera domés-

 da, Luisa, da la impresión de centrarse y dedicar su tiempo   tica y al trabajo no remunerado (28). En el caso de Madres,

 a lo verdaderamente importante: el cuidado. De hecho, a   implica la reclusión en un hospital y, a su vez, la pérdida del


 medida que el personaje de Carmen comienza a pasar más   puesto laboral. Dentro de la estructura narrativa de la serie,

 tiempo con su hija y su maternidad evoluciona, también lo   tales momentos de ambivalencia se presentan como prue-

 hace su aspecto y aparece con el pelo “mal teñido”. En este   bas de la abnegación de la madre que ha de superarlos para

 sentido, “descuidarse” es un símbolo de la buena materni-  demostrar su carácter de buena madre.

 dad. El hecho de que se proponga una maternidad sacrifi-  Madres funciona como un dispositivo ideológico que ge-


 cial y que se imponga como forma principal de cuidado, no   nera sentimientos de identificación con el público femenino

 significa que las madres de la serie no manifiesten cierta am-  y reproduce el imaginario de la buena madre. En este senti-

 bivalencia respecto a lo que muestran y sienten y vuelvan a   do, la serie forma parte de una larga tradición en los medios

 ponerse, como apuntaba Susan Maushart, la máscara de la   de comunicación: “The mass media has a long history of


 maternidad (7).  La enfermedad magnifica los sentimien-  presenting the ‘good’ mother archetype, and this mediated
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 tos ambivalentes en torno a la maternidad, especialmente   image is depicted as the ideal figure of maternal care which

 en situaciones de crisis que se concentran en los momentos   women in the audience are asked to embody” (“Los me-

 que siguen a los diagnósticos de enfermedad de los hijos, y a   dios de comunicación tienen una larga historia de presentar


 las discusiones con estos. El personaje de Carmen, la madre   el arquetipo de la 'buena' madre, y esta imagen mediada se

 empresaria, es con frecuencia la protagonista de situaciones   presenta como la figura ideal del cuidado maternal que se

 en las que se denotan sentimientos ambivalentes: “Si alguien   les pide a las mujeres del público que encarnen”; mi trad,;


 me hubiera dicho que esto de ser madre iba a ser así, no lo   Feasey 29). Trata de marcar y elogiar la labor de unas ma-

 hubiera sido…Sí, la tuve porque me dejé llevar. Porque pen-  dres volcadas en el cuidado de sus hijos enfermos. Además,

 sé que la maternidad era la pieza que faltaba en mi vida. Y,   el paradigma de la “buena” y la “mala” madre trunca las ex-

 mira, ahora es la que me sobra…” (47: 23, capítulo 13). Es-  periencias concretas de maternidad y generaliza los mode-

 tos sentimientos contrastan con la ideología de una mater-  los de maternidad enfocados exclusivamente en el cuidado.


 nidad sacrificial y un discurso de este tipo de maternidades   Estos modelos presentan una forma de maternidad sacrifi-

         cial e irrealizable, donde la madre se sitúa en el centro de la


 15  A través de este concepto Maushart trató de desmentir los mitos román-  familia y las mujeres aparecen condicionadas por su capaci-
 ticos sobre la maternidad. En este sentido, hace hincapié en la brecha que   dad de cuidar. Nos encontramos, en este sentido, una ten-

 existe entre lo que se ha dicho y escrito sobre la maternidad y cómo expe-  sión entre la ética del cuidado y la reproducción de diferen-
 rimentan esta las mujeres. Maushart habla de la “máscara de la materni-

 dad” para explicar la forma en la que las mujeres ocultan las experiencias   cias de género.
 maternales que les resultan complejas y “decepcionantes” (21).



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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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