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puesto de trabajo para cuidar de los hijos (del Rosal). Por   el caso de Eloy. El único padre que cuida y atiende a su hijo

 último, Carmen, que tiene un puesto de responsabilidad   cumple una condena de tercer grado en la cárcel y está tam-

 en una empresa y se encuentra en una situación económica   bién ausente gran parte del tiempo, ya que tiene que vol-


 estable es, como señalaba, criticada constantemente por las   ver a dormir a la cárcel. La ausencia de los hombres aparece

 otras madres debido a que relega el cuidado en sus subordi-  después de los diagnósticos de enfermedad de los hijos, que

 nados. Es interesante notar que en Madres no se tratan las   rompen la armonía familiar y ponen en crisis los modelos

 implicaciones emocionales y la relación que existe entre el   familiares tradicionales. Así lo muestra la conversación en-

 sufrimiento y la clase social, ni cómo la clase social influye   tre una madre y un padre que no conocemos y que tienen


 en la conexión entre ambas (Illouz 42). En este sentido, el   un hijo enfermo: madre: “¿Quién se queda esta noche?, pa-

 problema que se presenta en Madres no es ya la imposibili-  dre: No sé, a mí estas butacas me matan” (22:00, capítulo

 dad de relegar el cuidado, sino la incompatibilidad de dele-  1). Además de no estar presentes, tampoco agradecen la la-

 gar responsabilidades con la concepción de la buena mater-  bor de cuidadoras a sus parejas, sino que en muchos casos


 nidad.  critican su dedicación absoluta al mismo tiempo que justi-

 Las madres protagonistas no comparten el cuidado de los   fican sus ausencias o desinterés. Tras la fuga de Elsa del hos-

 hijos con los padres de estos. En Madres los hombres están   pital, su padre mantiene el siguiente diálogo con la policía:

 prácticamente ausentes y, cuando aparecen, es para ejem-  “¿Para usted su hija es un parásito? ¿Le gustaría perderla de


 plificar su desconocimiento con respecto al cuidado de sus   vista?” “Para que le voy a engañar, a veces sí” (5:02, capítu-

 hijos, su apatía y desinterés por sus enfermedades, o sim-  lo 10). Pese a la ausencia de los padres y un desinterés que

 plemente el desencanto y el pesimismo ante diagnósticos   parece implícito al género masculino, a veces estos parecen

 de enfermedad que involucran tratamientos a largo plazo.   echar de menos un vínculo similar al que tienen las madres.


 Aparecen varias madres sin pareja como Carmen, la madre   Así, uno de los padres señala durante el capítulo 5: “Venga,

 de Duna o como Esmeralda, la madre de Eloy, un chico   que las madres siempre están hablando, nosotros también

 con cáncer terminal. Si bien es cierto que las mujeres sue-  tenemos derecho” (20:47). En este sentido, pese a que los

 len ser las principales cuidadoras, la total ausencia de los pa-  padres no eximen particularmente una fuerte capacidad de


 dres o su presencia tan limitada en casos como el de Andy y   redención frente a su comportamiento pasivo sí son cons-

 Elsa, parece producto de una exageración. Cuando los pa-  cientes de sus ausencias.  La enfermedad de los hijos no
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 dres aparecen, se desentienden y no saben cómo hablar con

 sus hijos, como en el caso del padre de Elsa; pierden la espe-


 ranza y no aparecen en el hospital hasta que mejoran, como   18  En el caso del padre de Elsa y el de Andy, aunque deciden estar más
         presentes en la vida de sus hijos, la impresión es que lo hacen para recu-
 el de Andy, o no quieren saber nada de sus hijos, como en   perar la relación con las madres de estos.






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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