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tiva (comercializada a partir de 1961). Y de la alianza entre   Francesa será el primer momento histórico en que las mujeres

 el primero y Margaret Sanger (quien fue encarcelada, agre-  se articulan, tanto en teoría como en la práctica, como movi-

 dida, insultada y perdió su fortuna) se logró el nacimiento   miento social” (322-23). Indignada por esta exclusión, como


 de la primera clínica que daría lugar en Estados Unidos a   tantas otras mujeres que habían participado activamente en

 la red de centros de planificación familiar (Planned Paren-  la Revolución, Olympe de Gouges escribió la Declaración de

 thood) donde se puede acceder de forma gratuita a infor-  la Mujer y la Ciudadana (1791) en la que pedía que los dere-

 mación sobre métodos anticonceptivos. El acceso a la píl-  chos de ciudadanía se extendieran también a las mujeres. Por

 dora ha supuesto la libertad para muchas mujeres en unas   sus escritos y reivindicaciones fue guillotinada.


 sociedades donde todavía se asume que la maternidad es un   Las anécdotas recopiladas por Guillermoprieto se pres-

 hecho (y deseo) intrínseco a la capacidad de gestar, lo cual   tan a un paralelo constante con este pasado que se pretende

 Guillermoprieto se ocupa de desmentir con su propio tes-  remoto: la activista peruana María Elena Moyano fue ase-

 timonio al proclamar sin tapujos que no tiene hijos porque   sinada por Sendero Luminoso mientras defendía el acceso


 nunca los ha querido.   de familias pobres al programa Vaso de Leche; la contado-

 En el libro predomina el optimismo aunque no sin señalar   ra mexicana Esther Chávez fue amenazada de muerte por

 mejoras pendientes como las concernientes a la desigualdad   crear un archivo sobre los feminicidios en Ciudad Juárez;

 salarial, el uso de lenguaje discriminatorio, el omnipresente   la política brasileña Marielle Franco fue asesinada “por ser


 abuso sexual y el derecho al aborto. Sobre este último, la au-  quien era: negra, lesbiana, mujer e insumisa” (120); la jue-

 tora aclara que las leyes vigentes que restringen tal derecho no   za colombiana Mariela Espinosa fue asesinada por el nar-

 dependen de una ideología política: “uno podría pensar que   cotráfico; Berta Cáceres, indígena lenca, fue asesinada en

 el movimiento antiaborto es cuestión de la derecha, pero no:   Honduras por defender su territorio de la construcción de


 es cuestión del patriarcado, sistema que no distingue entre   una represa. Son solo algunas Olympe de Gouges contem-

 ideologías” (74). En Latinoamérica (la autora explica detalla-  poráneas que nos recuerdan el precio que seguimos pagan-

 damente el caso de Nicaragua), como también en otras par-  do las mujeres por transitar el espacio público y defenderlo

 tes del mundo, “aun cuando sin que nunca se dijera de forma   no solo para nosotras sino para todxs: “[l]as más de las ve-


 abierta, la revolución se concebía como tarea de hombres”   ces las mujeres salen a la calle no en defensa de sus propios

 (12). Me permito aquí un inciso para recordar que, tal como   derechos sino de la democracia, el medioambiente, los des-

 explica Ana de Miguel, las democracias han sido histórica-  plazados, la violencia contra las mujeres, o por los hombres

 mente masculinas y que ya la Revolución Francesa, en su De-  con los que han compartido su vida (…)” (121).


 claración del Hombre y el Ciudadano, “excluía [a las muje-  Resulta curioso que, a pesar de que el libro se enfoque en

 res] del propio concepto de ser humano. (…) La Revolución   temas que atañen la vida y luchas por los derechos (conse-






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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