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Un niño en una empobrecida favela brasileña que se pone por   Para ello, la autora examina cómo la mirada (la forma de
 primera vez su traje de carnaval. Un candidato presidencial bien   mirar y procesar lo que vemos) ha conformado el discurso

 alegre que baila huaynos apretujando muy de cerca a una cho-  patriarcal. Esta mirada política se constituye por una doble

 lita con minifalda. Una caravana de madres que buscan en el

 desierto mexicano a sus hijos desaparecidos, año tras año. Un   vertiente: la masculina sobre la mujer, pero también la mi-

 observatorio en el desierto de Atacama donde unos hombres   rada de la mujer hacia sí misma, proyectada como disfraz
 se dedican a ver espejos para medir el tamaño del universo. Un   de elección personal: “[m]uchas mujeres afirman que no

 páramo enneblinado en las alturas colombianas, que esconde   se someten a los tormentos de la moda para agradar a los

 tanto a guerrilleros como una variedad infinita de orquídeas.   hombres, no; lo hacen porque les gusta sentirse ‘bonitas’”
 (Guillermoprieto, Discurso. fpa.es. 3 de mayo de 2018. Premio   (30). En el tono humorístico que caracteriza el estilo de la

 Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018)
         autora (cuando el tema procede), nos ofrece una larga lista

         de ejemplos que podríamos caracterizar de mitos de la libre
 Siguiendo estas líneas y en el contexto de los movimientos   elección al citar a la filósofa Ana de Miguel (Neoliberalismo


 feministas de los últimos años ¿Será que soy feminista? es una   sexual. El mito de la libre elección. Madrid: Cátedra, 2020).

 reflexión sobre “la revolución más grande que se ha dado des-  Para de Miguel, igual que en las observaciones de la auto-

 de que, en algún pasado remoto, una mitad de la humanidad   ra mexicana, la socialización de las mujeres esconde meca-


 fue sometida por la otra mitad” (21). A lo largo de seis breves   nismos que condicionan las decisiones que las mujeres to-

 capítulos, la periodista hilvana el relato de entrevistas, lectu-  mamos, supuestamente, de forma libre. Nuestros cuerpos

 ras y observaciones sobre los cambios entorno a la situación   se han convertido en el producto de consumo más codi-

 de la mujer en un “esfuerzo por entender [su] propio pensa-  ciado del mercado capitalista y entre la lista de estos mitos

 miento” (17). El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir   de la libre elección aparece la imposibilidad de amoldarse a


 resulta una lectura de inspiración esencial ya que “sin [este]   unos cánones de belleza de una industria publicitaria con

 las mujeres no hubiéramos entendido que la mujer que ve-  exigencias inalcanzables. Guillermoprieto se lamenta: “las

 mos en el espejo es, a un grado que da miedo contemplar, un   cirugías, los tacones, la moderna depilación genital, las die-


 invento de la sociedad” (39). Guillermoprieto ofrece un aná-  tas martirizantes, las fajas que son un tormento: la moda, el

 lisis detallado de la famosa premisa de Beauvoir, “una no nace   dolor y el control van siempre de la mano” (35).

 mujer sino que llega a serlo” y, a partir de esta, teje un ensayo   Si la autora deja claro que este es un libro dedicado a las

 entretenido, directo y con largas listas de preguntas que ilus-  mujeres, nos relata la participación de hombres clave para

 tran el esfuerzo de la autora por comprender la evolución de   los logros feministas del último siglo: Gregory Pincus en


 los roles sociales tradicionales y, al mismo tiempo, compren-  Estados Unidos y George Rosenkratz en México consiguie-

 derse a ella misma como sujeto social.   ron que de sus investigaciones saliera la píldora anticoncep-







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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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