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tancias que, por ejemplo, impidieron al autor Noel Clarasó   cada anterior” (197), una transformación que siguió ocu-

 escribir en catalán y llevaron al autor Max Aub al exilio en   rriendo con el cambio de siglo.

 México. Sin embargo, la literatura fantástica no desaparece;


 existieron obras fantásticas subterráneas a pesar de la repre-  El cuento modernista y el microrrelato

 sión del fascismo, que no darían frutos hasta más adelante.   Según Ana Casas, la llegada de lo fantástico a España, a di-

 Ya entrados los años cincuenta, lo fantástico continúa sien-  ferencia de otros países, no ocurre hasta el Romanticismo

 do marginal, aunque comienzan a proliferar acercamientos   con el desarrollo del cuento romántico. Sin embargo, lo fan-

 literarios no miméticos como lo maravilloso y lo absurdo;   tástico se va alejando progresivamente de una concepción


 muchas veces, como se observa en Smith y Ramírez (1957)   romántica, asumiendo mayor verosimilitud y cercanía con

 de Alonso Zamora Vicente, lo fantástico y lo absurdo co-  la vida real de los lectores, a través de la influencia de escri-

 existen. Por su parte, según Casas, Roas y Gregori, los au-  tores como Edgar Allan Poe. Este giro contribuye a lo que

 tores en el exilio gozaron de mayor libertad para introducir   Roas (2006) denomina lo fantástico interior, “que afecta


 elementos no realistas en su ficción, ya que “estaban menos   fundamentalmente a la personalidad de sus protagonistas,

 sometidos, a diferencia de los escritores del interior, a una   y … se manifiesta a través del sueño, el delirio, la locura, la

 visión única (o dominante) de la literatura” (69). Según Ca-  obsesión maníaca, el doble, el magnetismo y otras formas

 rrera Garrido, la situación cambia durante los últimos años   de control de la voluntad” (Roas 2006: 176 citada en 16).


 de la dictadura franquista, cuando lo fantástico experimen-  La influencia de Poe también se vio en la intensificación del

 ta un florecimiento en diversos medios: novelas, cómics,   tema del cientificismo, a través de las denominadas prácti-

 películas, dramas, revistas, radio y televisión. Las autoras   cas sobrenaturales (como el magnetismo y la hipnosis).

 Roas, Álvarez y García nos recuerdan que el año ochenta   Con el cambio de siglo, esta nueva capacidad de entrar


 es, en particular, una fecha importante en la evolución de   en el mundo más allá de la racionalidad tuvo un gran im-

 la narrativa fantástica por la publicación de tres volúmenes   pacto en los cuentos fantásticos, los cuales se preocuparon

 de cuentos: Mi hermana Elba de Cristina Fernández Cubas   por “las zonas oscuras de la psique, que a menudo reprime

 y La pirámide de Khéops y Tiempos de Ricardo Doménech.   la norma social” (21). La hija del sol y Agonía por Eduardo


 Estas referencias comienzan una transformación en la na-  Zamacois en el volumen De carne y hueso (1900) e Historia

 rrativa española que se manifiestan en “el cambio de actitud   de locos (1910) por Miguel Sawa, por ejemplo, hablan de

 respecto al género cuento…la reivindicación de la fantasía   personajes ambiguamente al borde de la locura o no se sabe

 y la imaginación frente al realismo social y testimonial; y lo   si los personajes están despiertos o dormidos. Durante su


 que podríamos denominar la recuperación del gusto de na-  época modernista, lo fantástico también recibió influencia

 rrar, un tanto olvidado por el experimentalismo de la dé-  del esoterismo y el ocultismo. Según Casas, se debe a una






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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