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extáticos, crianza compartida, crianza y creación artística, lia. En las entrevistas de Llopis, el cuidado apuntará al con-
crianza y sexualidad, partenogénesis, paternidad trans*, lac- junto social sin importar las diferencias en términos de gé-
tivismo, matriactivismo, lactancia compartida, partería tra- nero, clase social o etnicidad, por citar solo tres marcadores
dicional, maternidad trans-hack-feminista, sociedades ma- identitarios. Se quiere definir un cuidado que desde su ori-
triarcales, maternidad y sociedad capitalista, maternidad y gen en torno a la maternidad incorpore a los demás que nos
ecofeminismo” (Maternidades 289). Y las personas entrevis- rodean y rechace con contundencia el modelo único de cui-
tadas son todas a su manera activistas críticas de las miradas dado femenino patriarcal.
edulcoradas, falsas, excluyentes y tremendamente opresivas Piénsese por unos momentos en esta reflexión a favor del
para muchas de la maternidad más tradicional. Algunas de cuidado social de la filósofa Judith Butler: “if we seek to pre-
las entrevistadas incluyen a Del LaGrace Volcano, Madison serve each other’s life [. . .] it is because we are already tied to-
Young o Annie Sprinkle y Beth Stephens, entre otras voces. gether in a social bond that precedes and makes possible both
El siguiente libro de Llopis, La revolución de los cuida- of our lives” (“Si buscamos proteger la vida de todos noso-
dos se tituló en un primer momento Maternidades subversi- tros [. . .] es porque ya estamos ligados mediante un vínculo
vas 2 (www.eldiario.es/nidos/maria-llopis-escritora-activis- social que nos ha precedido y ha hecho posible nuestras vi-
ta-revolucion-necesitamos-cuidados_128_8207132.html). das”) (Nonviolence 93). En términos de Llopis, podríamos
La activista quería incidir en la continuidad entre mater- decir que la protección de la vida de cada una de nosotras
nidad y cuidado no solo hacia el recién nacido, sino tam- es inseparable del vínculo social que nos precede, estableci-
bién hacia todos los implicados en la misma. Entiéndase do antes de nuestro nacimiento como lazos de unión entre la
bien que no se está reafirmando el cuidado como obliga- madre y todos los implicados en la maternidad hacia el naci-
ción de las esposas amantísimas hacia sus maridos o las ma- do. En el momento del nacimiento, estos lazos nos incorpo-
dres abnegadísimas hacia sus hijes. Este tipo de cuidado no ran como uno más a lo social, lo refuerzan con nuestra llega-
hace más que reproducir los mismos esquemas sexistas y es da, y nosotros lo reforzaremos en un futuro, cuando en justa
profundamente insatisfactorio para las personas involucra- correspondencia, nos sintamos apelados por los demás a re-
das en maternidades subversivas. Ahora, el cuidado implica conocerlos como parte integrante de ese social.
bastante más que la reproducción de la casa del padre pa- Los conceptos de protección y preservación del vínculo
triarcal, por así decir, pues aspira a ser el sustento del vín- social de Butler encuentran su traducción en la experiencia
culo social, de un vínculo donde prevalezca la igualdad y la concreta de la maternidad y del cuidado de Llopis. No son
justicia; de uno donde tengamos cabida las diferentes desde diferentes. Así, la artista señalará lo que parece una obvie-
un punto de vista de género. Lo puesto en funcionamiento dad, a pesar de estar muy lejos de serlo: “no puedo cuidar a
por los cuidados de Llopis no quedará restringido a la fami- otros si yo no me cuido. Mi hijo no sería feliz si yo no soy
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023