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simple roce de un cuerpo masculino y otro femenino, de-  cado a la prostitución alternativa. Quien quiera participar

 finidos al nacer por sus genitales. Se apunta, además, a la   ha de ser “una perra a la que le guste el sexo y no tenga nin-

 exploración de los cuerpos sexuales desde lo punk y su in-  gún conflicto moral con la prostitución” (El postporno 77).


 subordinación en contra de lo existente, y con el DIY, do-  La “lógica que sigue [Perras Horizontales] es la misma que

 it-yourself, o el atrévete a explorarte. La mirada postporno   en el postporno. Nada de actitudes sexistas, un mensaje polí-

 es inseparable, por supuesto, de la excitación, al igual que   tico claro en torno a la multiplicidad de nuestro deseo, con-

 de la crítica contundente de los discursos convencionales   tra las dicotomías de género hombre/mujer y hetero/homo”

 —patriarcales— sobre la misma. En realidad, “el postporno   (El postporno 99), lejos de las visiones sobre el comercio ve-


 es política pura” (El postporno 109) y el deseo de él emanado   nal buenistas o edulcoradas, al igual que lejos de las miradas

 será “antipatriarcal, anticapitalista, antisexista» (El postpor-  catastrofistas o punitivas. Perras Horizontales era el equiva-

 no 39). Será antipatriarcal cuando niegue el modelo úni-  lente postprostitución del postporno. El acercamiento de la

 co sexual heteronormativo; será anticapitalista por excluir-  autora a la prostitución no se aproxima al inmundo tráfico


 se del mercadeo venal y neoliberal de la sexualidad; y será   de personas con la finalidad de explotación sexual, sino que

 también antisexista, quizás lo más destacable para esta dis-  circula por la provocación, por lo subversivo, por la proca-

 cusión, por postular la igualdad de sexos y géneros, despo-  cidad y el activismo hechos posibles desde el espacio prosti-

 jándose de cualquier jerarquía no pactada entre los cuerpos   tuyente, reivindicando una actividad asociada culturalmen-


 a la hora del encuentro sexual.   te desde siempre a lo tabú y contaminado. El proyecto no

 No se piense que la indagación postporno de Llopis es   terminó de fraguar del todo y la autora lo abandonó.

 menos explícita que la pornográfica tradicional. Involucra-  Como era de esperar con María Llopis, su mirada insu-

 rá cuerpos no siempre convencionales—permítasenos lla-  misa a la sexualidad o su mirada insurgente a la prostitución


 marlos queer para abreviar— y prácticas no reguladas que   —sus nociones del postporno y de la postprostitución res-

 además de conseguir su objetivo de excitación libidinal, han   pectivamente— se continúa en una mirada subversiva sobre

 de descentrar o cuestionar la herencia sexual recibida. Su   la maternidad, quizás perturbadora para algunos. A ello de-

 praxis política no está encaminada a conseguir un momen-  dicará su siguiente libro, Maternidades subversivas (2015),


 to más de espectacularidad, gracias a un ángulo novedoso   donde investiga cómo el embarazo y el parto, y todo lo com-

 sobre el cuerpo, sino a alumbrar una sexualidad otra más   prendido por ellos, incluido el dolor, pueden venir ligados

 acorde con nuestro deseo y tan alejada como sea posible de   al placer sexual y al orgasmo. Con la sinceridad característi-

 lo machista y patriarcal.   ca de la artista, dirá: “yo siento que la maternidad es un es-


 En un intento por poner en práctica sus ideas, Llopis será   tadio sexual de los cuerpos [. . .] No me parece casualidad

 miembro fundador del colectivo Perras Horizontales dedi-  que lxs críxs se gesten en los úteros [. . .] El embarazo es un






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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