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neurológica que lo haga inviable como al bebé cuyo emba-  el mito de Medea, una maternidad llena de ambivalencias

 razo es el centro de la obra. El individuo más adaptado a   y claroscuros que luego ha sido la tónica en la obra de mu-

 la modernidad líquida, la posmodernidad o la modernidad   chas escritoras. A esa exploración de la agrevisidad mater-


 tardía, como queramos llamarla, no sabe renunciar a sus de-  nal le siguió La primera vez que no te quiero, novela donde

 seos porque está programado para desear sin tregua, dado   una joven de la Transición que no fue amada por su madre

 que el mercado necesita de esa pulsión deseante-consumi-  (recordemos que muchas madres tradicionales no querían

 dora para su subsistencia. Tener un hijo es un imperativo   realmente a sus hijos, no querían ser madres, sino que se les

 patriarcal tradicional para las mujeres, identificadas con ser   imponía por decreto patriarcal) decide finalmente serlo y


 madre, que ha vuelto con fuerza inusitada, tras una genera-  experimenta un sentimiento de felicidad cuando lo consi-

 ción de mujeres que pusieron la maternidad como un com-  gue. Ambas facetas dan cuenta de los múltiples matices de

 plemento de sus vidas, pero no la colocaron en el centro   los sentimientos maternales, que tanto me han interesado

 mismo de ellas.  siempre como mujer y como escritora. A nivel psicoanalíti-


         co veo en esa visibilización del tema una afirmación de las

 P: Más allá de este libro, tanto en España como en otros   mujeres-madres escritoras, que representan la maternidad

 países, asistimos, según algunos críticos, a lo que se ha de-  con voz propia. Una salida airosa de la famosa ansiedad de

 nominado un “boom” de narrativas de maternidad. En este   la autoría que teorizaron Sandra M. Gilbert y Susan Gubar,


 sentido, creo que tu novela Mi amor desgraciado fue pione-  para autorizarse a crear personajes femeninos menos ideali-

 ra en cuanto al abordaje del tema del infanticidio, que en   zados, que reflejan la experiencia más auténtica de las ma-

 aquel entonces era prácticamente tabú en la sociedad espa-  dres de carne y hueso.

 ñola. También en cuanto a la representación de las sombras


 maternas y a las problemáticas reproductivas durante el pe-  P: ¿Dirías que realmente ha cambiado algo tanto en nues-

 riodo de la Transición con tu novela La primera vez que no   tra relación con la reproducción y la maternidad o que par-

 te quiero. ¿Cómo interpretas a nivel psicoanalítico y a nivel   te del cambio tiene que ver con un mercado editorial que

 literario esta visibilidad de las voces maternas?  finalmente es capaz de dar visibilidad a las complejas rela-


         ciones de las mujeres con la reproducción?

 R: Es una suerte que durante los últimos años la materni-

 dad se represente desde el punto de vista de sus protagonis-  R: Cómo no, existe una mejor receptividad de las edito-

 tas, las hijas y las madres. Mi novela Mi amor desgraciado,   riales, atentas a los cambios de mentalidades, y una mayor


 publicada en el 2010, fue pionera en mostrar una mater-  aceptación de los lectores, sobre todo, de las lectoras, dis-

 nidad no idealizada, una agresividad maternal que evocaba   puestas a explorar estas propuestas menos idealizadoras.






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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