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mitemas, que podrá reconocer los elementos incongruentes   gado cultural necesario de preservación. El discurso narra-

 que la oprimen. La escritora, que mira desde el otro lado del   tivo que trae al primer plano una representación colectiva

 espejo, observa cómo Jade/Alice, que se ha sometido a las   de la subjetividad femenina la contrapone al arte visto des-


 leyes sociales, se encuentra atrapada. Frente a eso, ella corre   de una perspectiva androcéntrica y reductora. La selección

 lo doble después de elucubrar sobre los pasos que camina   de un archivo de referencia como el presentado en la novela

 Jade/Alice y contemplar los de otras mujeres y madres escri-  reta el panorama literario vasco y español, y llama la aten-

 toras como ella. Su reflejo en el espejo de Alice le muestra   ción sobre la voz femenina. En este sentido, Katixa Agirre

 las interacciones de esta mujer con otros y cómo éstas afec-  continúa su labor feminista ampliamente reconocida, po-


 tan su autopercepción y su nivel de control de su destino.   niendo a prueba el canon de literatura vasca que, en pala-

 Esa refracción la hace consciente también de espacios limi-  bras de Iker González-Allende “ha estado tradicionalmente

 nales de transición hacia nuevos aspectos de su propia iden-  dominado por los hombres, quienes han creado persona-

 tidad.  jes femeninos siempre a la espera del marido o del novio, o


 El mosaico de referencias metaliterarias presentadas por   bien han virilizado a la mujer”, un imaginario apoyado por

 Katixa Agirre apunta a interpretaciones y andaduras múlti-  una crítica literaria vasca androcéntrica (114). Aunque la si-

 ples de la combinación maternidad y escritura. El recuen-  tuación de las mujeres en el País Vasco ha mejorado, sobre

 to de las experiencias maternas de escritoras como Doris   todo en el ámbito legal y educativo, el feminismo vasco to-


 Lessing, Muriel Spark, Adrienne Rich, Simone de Beauvoir,   davía tiene que luchar contra estereotipos tradicionales de

 Catarina Albert, Sylvia Plath (con quien comparte cum-  género (González-Allende 117-18). Invocando un amplio

 pleaños la narradora) ilumina vivencias sobre la maternidad   mapa de influencias literarias feministas Katixa Agirre ex-

 sin pontificar, monopolizar ni esencializar. Estas autoras, o   pande las referencias de las que dispone la mujer escritora y


 “madres literarias” plantean la cuestión de la relación entre   madre tanto en el País Vasco como en España.

 crear y criar, al mismo tiempo que desmitifican el binarismo   De modo similar a Irigaray, Agirre critica y rechaza la

 opositor mantenido por el patriarcado que exige la dedica-  función abstracta de la reproducción, porque tradicional-

 ción exclusiva a una de las actividades. Dedicarse a las dos   mente es reducida a una división entre “el productor versus


 actividades produce situaciones tensas, pero la novela mues-  la reproductora”, lo que resulta en un papel social que bo-

 tra la posibilidad de reconciliación entre las dos aproxima-  rra la subjetividad de la mujer. Más aún, la filósofa sugería

 ciones al reconstruir una genealogía feminista que recono-  que las mujeres encuentren, reencuentren, inventen y des-

 ce y establece la distinción entre experiencia e institución   cubran palabras para hablar de la maternidad de modo tal


 (Agirre 37). La labor de la madre escritora ha sido invisibi-  que incorporen la relación con “lo corporal” de la materni-

 lizada con frecuencia y raramente transferida como un le-  dad, para que saquen esta experiencia de los mundos del si-






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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