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Alice permanece muda, probablemente como la mayoría de ¿Escritora, yo? ¿Trabajadora, yo? […] yo ya no era yo” (33).
las madres, la escritora madre examina varios aspectos que Es por ello que el silencio de Jade/Alice quizás represente
muestran la complejidad de su labor como tal. Ella reflexio- su incapacidad de aceptar sus dificultades como madre. El
na sobre su conexión física, material con el bebé (requerida hecho de que la escritora verbalice las exigencias de la ma-
para amamantarlo o darle el biberón, limpiarlo de modo re- ternidad mientras investiga el caso de la “otra” madre a la
gular, ayudarle a conciliar el sueño, sostenerlo y protegerlo que imagina viviendo situaciones similares critica los esen-
de modo constante), se preocupa por la vulnerabilidad del cialismos y estereotipos dominantes sobre la maternidad.
bebé, a la vez que se debate sobre las grandes expectativas La experiencia común de ser madres le permite vislumbrar
sociales que afectan los modelos que maneja para cumplir cómo los modelos dominantes divergen de sus experiencias
su papel de madre. Todos estos requisitos de la maternidad diarias. Su escritura es una respuesta y una ofensiva contra
son disfrutados en su mayoría, pero la sociedad española las historias heredadas del patriarcado. Consciente del he-
todavía asume que son responsabilidad de la mujer (Royo cho que “los juicios no son sino batallas del relato […] No
Prieto). Sin embargo, son deberes de los cuales no se puede va a ganar la verdad, ganará la historia más coherente, creí-
descansar porque son irreversibles: después de ser mamá no ble y hermosa” (132), el telos de la novela no gira realmente
hay vuelta atrás. E incluso más intrincado todavía: las rela- sobre desvelar los motivos de la filicida, o el sufrimiento de
ciones madre-hijo, por más íntimas que sean no pueden bo- sus pequeños, sino que su enmudecimiento acucia la curio-
rrar la realidad de que el bebé es “otra persona”, alguien di- sidad por aprender cómo fue su maternidad, una investiga-
ferente a una misma. Eso implica que existe la posibilidad ción que desenmascara a quién habla de las madres y cómo
de que no se puedan satisfacer todas sus necesidades o de- se habla de ellas, que resulta en un panorama de maternida-
seos siempre, lo que requiere aceptar que se puede fracasar des silenciadas.
en el proceso de ayudarle, una opción que la sociedad rara-
mente reconoce, lo que pone a la madre en una situación ¿A quién le pertenece la maternidad en un contexto
delicada y artificialmente extrema (LaChance 102). Las exi- patriarcal neoliberal?
gencias infinitas sobre la madre tienen el efecto de agotar La declaración de que “las madres no escriben, están escri-
las energías maternas, y de reducir su capacidad de respon- tas”, que inaugura el capítulo dos de la novela, es aplicable
der y de ayudar porque se derivan de una idealización que, a muchos aspectos de la maternidad, especialmente cuando
cuanto mayor es, más dolorosamente contrasta con la rea- las propias madres se sorprenden con sus reacciones hacia la
lidad. En voz de la protagonista escritora “la identidad de experiencia. Si bien puede ser un proceso muy satisfacto-
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madre había terminado por devorar todas las demás y ha-
bía mandado a todos mis yos pasados al exilio más remoto. 6 La tradición es similar en el campo de la pintura. Como afirma Ampa-
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023