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pesar de que “la presencia de la cuestión trans todavía no está                                                         sexo lésbico enmascarado de maternidad o, precisamente,

         nada normalizada, [...] las identidades LGTB cobran fuer-                                                               la fusión de los dos a un mismo tiempo subvirtiendo cáno-

         za en la literatura catalana” (n.p.). Ahora bien, es importante                                                         nes establecidos, pero, su vez, facilitando el consumo edi-


         considerar la producción editorial sobre el deseo sexual liga-                                                          torial voyeurístico hacia temas que cada vez son más vendi-

         do, por un lado, al cuestionamiento de morales retrógradas                                                              bles. Así, cabe plantearse, ¿es la maternidad lesbiana lo que

         pero, a la vez, paralelo al consumismo de los cuerpos sexua-                                                            ha despertado interés en estos textos o más bien el hecho de

         dos. Beatriz Gimeno recuerda que “la invisibilidad del lesbia-                                                          que muestran numerosas escenas de sexo entre mujeres de

         nismo durante el franquismo y hasta bien entrados los años                                                              una manera evidente?


         de la transición era absoluta, excepto en alguna literatura pi-

         cante” (La liberación 185), si bien, como la misma autora

         afirma en otro texto, “[m]ientras que los gays se han conver-                                                           Conclusión

         tido en sujetos de consumo, las lesbianas se han convertido en                                                          En las novelas de Eva Baltasar Permafrost y Boulder el deseo


         objetos de consumo” (La construcción 93). El sexo entre mu-                                                             sexual y el deseo de ser madre se perfilan como dos deseos

         jeres forma parte de un espectáculo para la mirada masculi-                                                             independientes, aunque no por eso contradictorios: para las

         na heterosexual, como ejemplifican la pornografía y la publi-                                                           dos protagonistas y narradoras, el primero se busca y dis-

         cidad (145). Este consumismo de los cuerpos y del sexo es                                                               fruta con avidez y el segundo se rechaza, pero llega de ma-


         parte del imperativo de la sociedad neoliberal y coincide con                                                           nera inevitable. Si bien el sexo ya no es necesario para tener

         la maternidad como experiencia consumista. La misma Bel                                                                 hijos, sexualidad y maternidad continúan fuertemente en-

         Olid explica que                                                                                                        trelazadas como experiencias vitales para las protagonistas:

                                                                                                                                 para la protagonista de Permafrost, si primero era el sexo lo

                                                                                                                                 que la alejaba de la muerte, es la maternidad después lo que
                todo el mundo entiende que se tiene que follar, pero no porque                                                   la obliga a seguir viva y convertirse en una buena ciudada-

                follar tenga valor en sí mismo, sino porque da cierto capital so-

                cial. Si follas mucho o eres muy follable, eres más guay. Si eres                                                na, esto es, una persona feliz. En el caso de Boulder, tanto la
                una mujer, tienes que ser follable, si eres hombre, tienes que fo-                                               protagonista como su pareja experimentan una transforma-

                llar mucho. […] Follar te da capital social, eso sí, siempre visto                                               ción sexual tras la maternidad. Al mismo tiempo, los textos

                como un bien de consumo y enfocado desde el miedo. (“Es ab-                                                      sitúan la maternidad y el sexo como prácticas de consumo

                surdo”, n.p.)                                                                                                    (en el caso de Permafrost en relación con el consumo de an-


                                                                                                                                 tidepresivos, y en el caso de Boulder en relación con el pro-

         Cabe pues cuestionar hasta qué punto los textos de Baltasar                                                             ceso de convertirse en madre) y ponen de manifiesto que


         nos ofrecen una maternidad enmascarada de sexo lésbico,                                                                 una mujer lesbiana, a pesar de ofrecer resistencia, no puede






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                Revist a  de  al ce s XXI                                                                                                                                       Número  5 , 2021-2023
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