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incluso una extensa lista de estilos y artistas del mundo lu-  tarse en contra las violaciones a los derechos de las mujeres

 sófono; todos ellos significativamente diferentes, pero reu-  en el contexto de las protestas que se realizan en ese país,

 nidos bajo unos mismos parámetros de identificación polí-  se convirtió en viral a finales de 2019, traducida a numero-


 tica o ideológica propuestos por el BNG. Ya sea bajo pop,   sos idiomas y reproducida en muchos lugares. Ello mues-

 rock, folk, u otros, lo que se construye aquí es una identi-  tra otra forma más de movilización de la música, en perfor-

 dad que defiende el uso de la lengua gallega como parte de   mances colectivas de protesta, que se convierten en virales

 un mundo más extenso como sería el de habla portuguesa y   a través de las tecnologías de la comunicación y se repro-

 con un claro posicionamiento nacionalista de izquierdas es-  ducen en distintos lugares (Del Amo, Letamendia y Diaux


 tilísticamente transversal y mucho más incluyente y fluido   “Nuevas resistencias”).

 que lo que discutimos anteriormente. Por tanto, lo impor-  Siendo así, quizá tendríamos que pensar en la banda so-

 tante aquí no es la música ni el estilo, sino el pensamiento   nora de los movimientos sociales contemporáneos como

 político que todas estas canciones podrían potencialmente   una gran verbena en la que entran todo tipo de estilos de-


 representar.  pendiendo del momento y de cómo se sienta el público,

 Así, tanto en el caso del 8M como en el de las playlists del   pero siempre bajo una causa o reivindicación compartida.

 BNG, vemos que no existe un estilo concreto que contri-  Es decir, el eje articulador es, no el estilo ni la música, sino

 buya a la creación de una identidad compartida por aque-  las reivindicaciones sociales que se están realizando a tra-


 llos que consumen la música. Aquellas reunidas en el 8M   vés de las canciones, y más allá de las canciones. En última

 comparten una reivindicación feminista, así como supone-  instancia, estaríamos ante una música que moviliza políti-

 mos que aquellos que escuchan las playlists propuestas por   camente, pero no a través del estilo y la identidad construi-

 el BNG comparten un posicionamiento político de izquier-  da en torno a él, sino a través de aquello que reivindica. Y


 das y nacionalista gallego. En este sentido, estaríamos ante   esto puede ser una gran ventaja: consigue proveer una ban-

 una banda sonora muy variada que no genera una identi-  da sonora mucho más transversal capaz de aglutinar a mu-

 dad estetizada concreta y cuyo eje articulador no es ni la   chas más personas independientemente de sus preferencias

 música ni el estilo, sino un pensamiento político o reivindi-  musicales. De ahí contradicciones muy reales como que al-


 cación compartida.  guien que —quizás no exento de prejuicios— dice odiar

 Aún más, la performance participativa de protesta “Un   el reggaetón o el trap por sexista, disfrute de ambos estilos

 violador en tu camino” , creada por el colectivo feminista   cuando son producidos por bandas feministas como Triba-
 5

 de Valparaíso (Chile) Lastesis, con el objetivo de manifes-  de o Tremenda Jauría.

             En suma, lo que parece quedar claro es que el estilo aso-


 5  es.wikipedia.org/wiki/Un_violador_en_tu_camino  ciado a la música ha pasado a un segundo plano tanto en su





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 Revist a   de   alces XXI                                    Número  4 , 2019-2020
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