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vas líneas del ser y del estar con la intención de remediar la a moving body has its way paved without obstruction, de-
profunda crisis de sentido que padece nuestro mundo (Ál- pends on whether a world has been built for both its gravity
varez-Blanco 17), ese centrado en la fragmentación social. and mobility—and whether that world can stay built. The
Como explica la autora, el ojo no puede verse a sí mismo; skin is, from the start, a way of being exposed to the ele-
solo puede hacerlo cuando cobra conciencia de sí, cuando ments, but that exposure always takes a social form”. (198-
está enfermo (16). Sin embargo, aunque el libro trate los 99) (The Force of Nonviolence. London/New York: Verso,
graves trastornos sufridos en este momento histórico, debe 2020) (“El que un cuerpo flaquee y pueda ser acogido por
leerse como un manual para el mejor vivir. Álvarez-Blanco redes de apoyo, o que un cuerpo en tránsito encuentre el
recupera el “buon senso” gramsciano (15) al ilustrar con es- camino libre de obstáculos, depende de que el mundo esté
tos colectivos modelos anticapitalistas de estar en el mun- concebido para sostenerlo y para facilitar su movilidad. Y si
do y experiencias que frenen la atomización social (17) que ese mundo se sostiene sobre una base sólida. La piel nos ex-
crean las sociedades descompuestas. El buen sentido común pone a la intemperie, pero ese contacto siempre adopta for-
que busca esta profesora-activista se ancla en el principio de ma social”.)
que “el ser humano no puede decir yo sin que resuene al Esta formulación social del interés común que sujeta la
mismo tiempo un nosotros” (Garcés 28). Se empieza a en- “piel” (el individuo) está basada en una episteme de cuida-
tender con Judith Butler que “el sujeto que yo soy está liga- do (de afecto social) que a nivel práctico exige, en palabras
do al sujeto que no soy” (71) (Marcos de Guerra. Vidas Llo- de Manuel Castells, “redes de contrapoder” (16) (Networks
radas. Barcelona: Paídos, 2009). Y es importante recordar of Outrage and Hope. Cambridge: Polity Press, 2012). Exi-
también que “del yo al nosotros no hay una suma, sino una ge la existencia de la Constelación de los Comunes de este
operación de co-implicación” (Garcés 49), es decir, una idea libro para reprogramar las relaciones sociales, la economía,
de trato entre personas opuesto radicalmente al “sentido co- el mundo cultural, el educativo o el de la información, por
mún” violento del capitalismo, ese que pone al límite una citar algunas áreas sociales. Son redes que, como explica el
vida humana digna. Estos colectivos abren un umbral y por colectivo Colaborabora, deben procurarse “tupidas y com-
“la fuerza de un no compartido” (Garcés 53) empiezan a es- pactas” (115), bien ligadas a territorios concretos, cercanos,
cribir una gramática colectiva nueva, una basada en afectos para que “la red realmente te pueda sujetar” (115). Esta re-
sociales o un “in-betweenness” (Annabel Martín y Cristina programación no es tarea fácil puesto que reclama introdu-
Ortiz 2020) alternativos basados en el poder del cuidado, cir, en palabras de Castells, “instrucciones diferentes” (16)
la escucha, el respeto, la negociación de diferencias, la vida. a las operativas en nuestras instituciones, pero también en
Como nos recuerda Butler: “[w]hether the body that fal- nuestras vidas, incluso visiones utópicas del tipo “the rule
ters and falls is caught by networks of support, or whether of not ruling anything” (16) (la norma de no regular nada).
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Revist a de alces XXI Número 4 , 2019-2020