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Ejemplos de lo primero tenemos, entre otros, a la nor-

         teamericana  Joan Báez, una de las pioneras (Guerra de

         Vietnam, Derechos civiles, Medio ambiente…), y de lo se-


         gundo al grupo chileno Quilapayún con su paradigmática

         obra “Cantata de Santa María de Iquique”, compuesta por

         Luis Advis y que relata la matanza perpetrada por el ejérci-

         to chileno en la escuela de ese mismo nombre en Iquique,

         al norte de Chile, en 1907.


             Dado que este artículo trata sobre la relación entre la mú-

         sica y los movimientos sociales en la actualidad, y que el

         término cantautor se ha abierto hoy a otro tipo de música

         de autor, cerraremos el círculo y nos referiremos específica-


         mente a los llamados “Cantantes protesta”.

             En España, esta actividad da comienzo por los años 60

         en Cataluña, extendiéndose rápidamente por el resto del

         estado. En Aragón fueron muy prolíficos los años 70 con


         un gran abanico de cantautores, entre los cuales destacaron                                                             tación de mis favoritos (Joan Baez, Víctor Manuel, Serrat,

         José Antonio Labordeta, Joaquín Carbonell, La Bullonera,                                                                Labordeta, Atahualpa Yupanqui, Víctor Jara…) ha estado

         Boira, Puturrú de Fuá…                                                                                                  siempre ligada a la actividad política y social. En un princi-

             Los motivos, siempre sociales y políticos, abarcaban des-                                                           pio en pequeños actos públicos —a veces de reafirmación


         de la “Libertad, Amnistía, Estatuto de Autonomía”, a todo                                                               de la “causa”— de tipo reivindicativo o informativo.

         tipo de reivindicaciones laborales y vecinales, etc. Su rela-                                                               Una actividad interesante fue, ya en el exilio en París (ju-

         ción con los movimientos sociales fue muy estrecha y no hay                                                             nio-agosto de 1975), la de atraer con mis canciones, cual

         más que ir a las hemerotecas para comprobarlo. Las grandes                                                              flautista de Hamelín, a los muchos turistas españoles que se


         movilizaciones en Aragón por la Libertad y la Autonomía                                                                 acercaban a la conocida y visitada catedral de Notre Dame.

         siempre estuvieron acompañadas por recitales y actuaciones                                                              Quienes llegaban a la explanada de la entrada se encontra-

         de masas en cuyas canciones veían reflejadas sus aspiracio-                                                             ban con una bandera republicana española (la tricolor) que

         nes y anhelos.                                                                                                          tenía tres funciones: la puramente reivindicativa, la de servir


             Mi actividad como cantautor, tras unos primeros pasos                                                               de expositor de propaganda política subversiva en España y

         en que combinaba mis propias canciones  con la interpre-                                                                la de cestillo para recoger aportaciones económicas con que
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