Page 457 - Revista3
P. 457

litólogo de que el enfoque de la obra no fue entendido en   una nueva etapa que barra los vicios de la elite política.

 ciertos sectores intelectuales. Asimismo, el autor hace au-  (73-74)

 tocrítica por algunas “generalizaciones” e ideas propias que   En este primer capítulo, Sánchez-Cuenca se detiene en las

 considera insuficientemente explicadas. En la introducción   imprecisiones y desvaríos de escritores como Javier Cercas,

 encontramos algunas de las reflexiones más relevantes del   Arturo Pérez-Reverte o Félix de Azúa. Los dos últimos son

 libro, tal como la existencia de una “red de complicidades”   presentados como exponentes de dos tendencias identifica-

 en torno a ciertos intelectuales sustentada en los vínculos   bles en la intelectualidad española presente: la “demagogia


 mutuos con otros intelectuales, agentes culturales o medios   antipolítica” (49) y el “machismo discursivo” (52), respecti-

 de comunicación. Según el autor, la existencia de esta red   vamente. Este último término, que el autor toma prestado

 habría dificultado de forma sustancial el ejercicio de la crí-  del sociólogo Diego Gambetta, alude a la práctica de recu-

 tica con nombres y apellidos en la esfera pública española   rrir a afirmaciones tajantes, formuladas de una manera tan

 (22). Otra idea relevante que Sánchez-Cuenca expone en   contundente que no deje espacio para la duda, a modo de

 esta sección es el hecho de que los escritores intervengan   expresión de una actitud viril y chulesca. También a partir

 mucho más en los debates públicos en España en compara-  de Gambetta, se reflexiona sobre las diferencias entre la cul-


 ción con los países anglosajones, donde a la hora de decidir   tura intelectual analítica y la holística; mientras que la pri-

 quién puede opinar pesan más la formación y la autoridad   mera pone el énfasis en la construcción del razonamiento a

 de la persona en la materia a abordar que el prestigio adqui-  partir de la inferencia lógica, la segunda antepone la autori-

 rido en otros campos.  dad de quien formula las ideas. Para el politólogo, la esfera

 En el capítulo primero, dedicado a los escritores, el au-  pública española se inscribiría en este último modelo y ello

 tor formula uno de sus planteamientos más controvertidos   explicaría por qué de forma tan frecuente el debate “no gira

 y cuestionables, al trazar los orígenes de la deficiente praxis   en torno a los argumentos, sino a las personas y su obra”

 intelectual española en el “casticismo” de la generación del   (57).

 98:         El segundo capítulo aborda la cuestión nacional, la cual




 Sin demasiadas diferencias con respecto a los estánda-  constituye para ciertos intelectuales una “obsesión” (15) que
 res que se establecieron con las generaciones del 98 y del   les impele a opinar constantemente sobre el nacionalismo

 14, sigue dominando en las opiniones de los escritores   catalán y vasco o, hasta años recientes, sobre el terrorismo

 un cierto tono casticista y, sobre todo, un planteamiento   de ETA. Entre otros aspectos, Sánchez-Cuenca discute los
 moral y estético de las cuestiones políticas, derivado de   argumentos usados contra el nacionalismo vasco y el inten-

 lo que podríamos calificar como una cierta incompren-

 sión del mundo en el que les ha tocado vivir. De ahí que   to de contrarrestarlo con un nacionalismo español camufla-
 recurran con tanta frecuencia (y tanta virulencia) a la   do como “patriotismo constitucional”, en línea con lo que

 impugnación del presente y exijan un comienzo nuevo,   han sugerido numerosos politólogos e historiadores en los





 456                                                                                                          457
 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
   452   453   454   455   456   457   458   459   460   461   462