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su alcance es menor que lo que nos bombardea por la tele   tos ‘originales’, significa también y especialmente difundir

 y la radio, no quiere decir que su efecto sea insignificante.   críticamente verdades ya descubiertas, ‘socializarlas’ por así

 El único problema es que no forma parte de la “cultura ofi-  decirlo y por lo tanto hacer que se conviertan en base de

 cial” compartida por los ciudadanos y, en ese sentido, quizá   acciones vitales, elementos de coordinación y de orden in-

 una posible labor del crítico sea precisamente esa: destapar   telectual y moral” (247). Sólo de esta forma se contribuirá

 y documentar toda esta vasta cultura y ponerla en un pri-  a desarrollar una mayoría social que comparta una cultura

 mer plano. No debemos, sin embargo, minusvalorar el po-  que hará que la hegemónica quede obsoleta. Dicho de otra


 der y efecto que la música alternativa genera y ha generado   forma, lo alternativo existe y quizá sea nuestra labor conse-

 desde su posición marginal.   guir que no sea visto siempre como la alternativa, y que se

 En su artículo “Sobre intervenir culturalmente en el siglo   convierta en algo verdaderamente central en el desarrollo de

 XXI”, Pereira dice que “la cultura debe orientarse a un tra-  nuestra sociedad como parte de los movimientos políticos

 bajo prepolítico propiamente dicho, es decir, que abra paso   emancipadores.

 a la intervención del demos en los asuntos públicos” (193).   En este ensayo, he intentado mostrar las posibilidades

 En este sentido, el punk y las culturas alternativas deberían   que tres bandas españolas han encontrado para comenzar


 abrirse un hueco para expresar la voz de una ciudadanía si-  a construir una contracultura compartida por los círculos

 lenciada y conseguir formar parte del “intelectual colectivo”   de punk latinoamericanos y los españoles. Hemos visto que

 del que habla Antonio Gramsci. Partiendo desde lo margi-  han conseguido desarrollar giras y discos autogestionados,

 nal, y no aspirando a la legitimación de la clase dominante,   que han contribuido a la expansión de un mensaje de con-

 el punk —así como el resto de culturas alternativas— debe   trainformación y, sobre todo, que han desarrollado una red

 ser parte de los movimientos políticos emancipadores, los   de cooperación que une a las personas dentro de este siste-

 cuales, tal y como Pereira indica, deben ampliar su círculo   ma capitalista que los obliga a competir y a separarse. Con

 “para incluir a toda la agrupación social, para lo cual el mo-  ello he intentado mostrar que existe toda una densa cultu-

 vimiento político debe desarrollar y practicar un universa-  ra alternativa que lucha por desarrollarse desde los márge-


 lismo tendencial, una lengua común, una renovada cultura   nes del discurso oficial que generan las clases dominantes y

 que haga viable la incorporación de todos y todas” (195).   que, más allá de debates académicos y conferencias, ya exis-

 Sin embargo, esa renovada cultura no tiene por qué susten-  ten grandes movimientos a ambos lados del océano, que as-

 tarse solamente en la creación de modelos culturales nue-  piran a conseguir la hegemonía cultural desde abajo. Qui-

 vos; debe también discernir aquello que se puede recupe-  zá sea el momento de salir de la biblioteca y pasarse por los

 rar de otras culturas que ya operan desde los márgenes de la   centros sociales, gaztetxes, festivales alternativos, asambleas

 “cultura oficial.” Decía Gramsci que “crear una nueva cul-  de movimientos sociales, etc. para comenzar a sacar a la luz


 tura no significa sólo hacer individualmente descubrimien-  y relocalizar todo aquello que incluso el crítico más com-






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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